Investigaciones realizadas por expertos de la Universidad de Portland y de la Universidad de Oregon determinaron la presencia de microplástico en 99% de los cargamentos de mariscos procedentes de un barco pesquero en Estados Unidos. Los niveles más altos se hallaron en el camarón rosado, reseña una nota del periódico The Guardian.
Al respecto de esta noticia, la ministra del Poder Popular para Ciencia y Tecnología, Gabriela Jiménez Ramírez, realizó un análisis sobre cómo los microplásticos y los nanoplásticos llegan al cuerpo humano, a través de los alimentos.
Agregó que el fenómeno “ha sido documentado en estudios que revelan la presencia de microplásticos en órganos vitales como pulmones, intestinos y, de manera inquietante, en las placentas y la leche materna”.
Asimismo, mencionó que, en el estudio de los camarones, también se detectaron microplásticos en muestras de agua de todo el mundo; “por lo que se cree que los alimentos, como la carne o los mariscos, son una ruta principal de exposición”.
La ministra hace referencia a otra investigación publicada en la revista Nature Medicine, que alerta sobre la alta concentración de microplásticos en el cerebro, “hasta 30 veces más que en otros órganos como el hígado y los riñones”; además, explicó que los investigadores analizaron muestras cerebrales de personas fallecidas, “sugiriendo que la exposición ha aumentado con el tiempo”.
Sin embargo, el biólogo y autor principal del estudio, Matthew J. Campbell afirma que no se encontraron «grandes concentraciones de nanoplásticos en adultos mayores respecto de pacientes jóvenes, lo que puede significar que nuestro cuerpo los elimina con el tiempo».
Aunque los microplásticos -partículas de entre 0,1 micrómetros y cinco milímetros- son referencia de estos estudios, los científicos afirman que en los últimos años se observa una mayor presencia de nanoplásticos en el cuerpo humano, que puede asociarse a la grasa dietética.
“Para poder obtener un mejor panorama, los investigadores analizaron la concentración de estas partículas en el cerebro de algunos individuos que padecen demencia, no obstante, no llegaron a determinar los efectos de este en la salud cerebral”, escribió la ministra.
La ciencia aún no determina cuál es el impacto de la presencia de microplásticos y nanoplásticos en el cuerpo.
“Genera preocupación la posibilidad de que, en el mundo contemporáneo, una persona promedio pueda llegar a consumir hasta cinco gramos de plástico a la semana, por lo que estos estudios abren un debate sobre nuestras acciones y el impacto en la salud y el ambiente”, sentenció la ministra para Ciencia y Tecnología, Gabriela Jiménez Ramírez.
Oficina de Gestión Comunicacional del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología / Periodista: Vanessa Gutiérrez.