Por: Gabriela Jiménez Ramírez
(Caracas, 02 de agosto de 2025).- Mantener distancia de una persona con muestras de una enfermedad contagiosa no es la única manera de protegerse. Un estudio publicado en Nature Neurosciencie revela que el cerebro puede activar células inmunitarias de respuesta temprana, imitando la reacción del cuerpo ante un contagio real.
El sistema inmunitario no siempre reacciona con suficiente rapidez para prevenir enfermedades graves. Por lo tanto, sería útil que el cuerpo reconociera la posibilidad de una infección y preparara una respuesta preventiva.
Por ello, investigadores de la Universidad de Lausana (Suiza) plantearon la hipótesis de que el sistema nervioso, conocido por su rapidez de respuesta, podría detectar señales de enfermedad antes de que un agente infeccioso provoque daños, en consecuencia, enviar señales anticipadas al sistema inmunitario para prepararlo ante la amenaza.
La investigación se realizó con el uso de escáneres cerebrales, análisis de sangre y un kit de videojuegos.
Los 248 voluntarios del estudio utilizaron lentes de realidad virtual para interacturar con avatares humanos con erupciones cutáneas, tos u otros síntomas de enfermedad, evitando así la exposición de los participantes.
Los resultados muestran el poder del cerebro «para predecir lo que está sucediendo y seleccionar la respuesta adecuada», dice el coautor del estudio Andrea Serino, neurocientífico del Hospital Universitario de Lausana, Suiza.
Este estudio sugiere que el cerebro además de interpretar el entorno, también predice riesgos biológicos y coordina respuestas fisiológicas preventivas.
Reacción inesperada
Para confirmar los resultados, los científicos realizaron electroencefalogramas (EEG) de alta densidad, detectando que la proximidad de un avatar enfermo activaba áreas cerebrales relacionadas con la percepción del espacio personal y aumentaba la actividad de la llamada red de prominencia, asociada al reconocimiento de estímulos relevantes, como amenazas, y a la preparación de respuestas defensivas.
Asimismo, resonancias magnéticas funcionales validaron que, ante avatares con signos de enfermedad, existía una mayor conexión entre la red de prominencia y el hipotálamo, clave en la regulación de múltiples funciones corporales, incluida la respuesta inmunitaria.
Los análisis de sangre, en tanto, sirvieron para determinar si la actividad cerebral podía traducirse en una reacción inmune tangible. Los resultados mostraron un incremento en la frecuencia de células linfoides innatas, fundamentales en la primera línea de defensa del organismo frente a invasores.
El estudio puede abrir nuevas vías para entender cómo las percepciones sociales influyen en la salud inmunológica.
Los autores sugieren que estos hallazgos podrían emplearse para optimizar la eficacia de vacunas y tratamientos farmacológicos.