(Caracas, 18 de noviembre de 2025).- La doctora Anairamiz Aranguren es la directora del Instituto de Ciencias Ambientales y Ecológicas (ICAE) de la Universidad de Los Andes (ULA), que desde 1969 ha sido referente en la investigación de los ecosistemas andinos venezolanos. Bajo su liderazgo, el ICAE se ha consolidado como uno de los pioneros en Ecología Tropical, combinando una visión científica profunda con un compromiso auténtico por la conservación y el bienestar de las comunidades que dependen de la naturaleza.
Este 18 de noviembre, en las instalaciones del Teatro Teresa Carreño, el ICAE recibió el Premio Nacional de Ciencia y Tecnología con la Mención: Grupo Consolidado, como reconocimiento a su trayectoria y aporte científico nacional.
El trabajo del instituto es interdisciplinario y abarca desde los páramos y bosques secos hasta las selvas nubladas y agroecosistemas. Con este enfoque, han logrado avances muy importantes como la primera Evaluación de la Lista Roja de Ecosistemas para un glaciar tropical y estudios en agrobiodiversidad y soberanía alimentaria que reflejan el vínculo entre el ambiente y la sociedad.
Además, su labor se extiende más allá de la academia, colaborando con redes internacionales y comunicando sus resultados a través de documentales y publicaciones que acercan la ciencia a todos.
Para Anairamiz, el ICAE significa una oportunidad única para entender cómo funcionan los ecosistemas más emblemáticos de los Andes y cómo están cambiando frente al desafío del cambio climático. Desde Mérida, observan en tiempo real el impacto de estas transformaciones, y con ello, preparan a las nuevas generaciones para que puedan tomar decisiones informadas, basadas en el conocimiento científico y en una ética que valora la vida en todas sus formas.
«Hemos consolidado una red para monitorear a largo plazo cómo nuestros ecosistemas pueden estar cambiando en tiempo real ante este cambio climático que vemos los merideños todos los días», explicó.
Más allá de la investigación, la directora insiste en la importancia de conocer y querer los ecosistemas venezolanos como un paso necesario para protegerlos. Esta tarea depende de toda la sociedad para garantizar que las futuras generaciones hereden un país con naturaleza viva y saludable.
El ICAE además de ser un centro de estudios, es también un espacio de esperanza y renovación. Su permanencia y crecimiento son esenciales para que la ciencia se mantenga como un faro que inspira decisiones justas y responsables.
Es así como Anairamiz Aranguren y su equipo trabajan con pasión para que la ciencia y la vida se entrelacen, inspirando a vivir de manera digna, en armonía con la naturaleza y con el compromiso de proteger lo que nos sostiene.
«Es importante recuperar, resaltar, conocer, querer y sobre todo proteger y conservar para las generaciones futuras», expresó con sumo orgullo.
Mincyt/ Prensa / EBM
