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Abren debate sobre necesidad promover los «neuroderechos»

En la Era Digital, los avances en neurociencia e inteligencia artificial están transformando nuestra comprensión del cerebro humano, pero también plantean serias preocupaciones éticas y legales. Este fenómeno dio origen a un nuevo campo de estudio conocido como neuroderechos, tal como fue destacado en el canal de Telegram de la ministra para Ciencia y Tecnología, Gabriela Jiménez Ramírez.

También reseña la reciente entrevista realizada al neurocientífico Rafael Yuste, por parte del diario español El País, éste identificó cinco neuroderechos esenciales: el derecho al libre albedrío, el derecho a la privacidad mental, el derecho a la identidad personal, el derecho al acceso equitativo a tecnologías de aumento cognitivo y el derecho a la protección contra sesgos en algoritmos de inteligencia artificial.

Yuste enfatiza que el más urgente es el derecho a la privacidad mental, advirtiendo sobre los peligros de que los datos neuronales sean utilizados sin el consentimiento adecuado. «Hoy en día, cualquier persona puede adquirir un casco de electroencefalografía para jugar en línea, y todos esos datos son acaparados por las empresas», advirtió Yuste, instando a una regulación más estricta sobre el uso de estos dispositivos.

Además, el neurocientífico subrayó la importancia del acceso equitativo al aumento cognitivo, alertando sobre una posible división social entre quienes pueden mejorar sus capacidades mentales y quienes no.

Investigadores como Yuste han abogado por la necesidad de legislar para proteger estos derechos emergentes, sugiriendo que deberían incluirse cláusulas en tratados internacionales como la Declaración Universal de Derechos Humanos.

La protección de los neuroderechos implica un reconocimiento del respeto a la dignidad y privacidad humana, lo cual es fundamental para enfrentar los desafíos éticos que surgen con los avances científicos.

Los neuroderechos se definen como derechos fundamentales que buscan salvaguardar la integridad y privacidad mental de las personas en un contexto donde las tecnologías pueden influir en pensamientos y comportamientos. La recolección y análisis de datos neuronales ofrecen información valiosa sobre el funcionamiento de nuestra mente, lo que plantea riesgos significativos para la privacidad individual.

La ministra también manifestó su preocupación por los neuroderechos, destacando la necesidad de establecer un marco legal que garantice que las innovaciones tecnológicas se utilicen para el bien común y no contribuyan a aumentar las desigualdades sociales.

Oficina de Gestión Comunicacional del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología/ Periodista: Ericka Morian.

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