Un nuevo estudio, publicado en la revista Journal of Biological Chemistry, advierte sobre el grave peligro para el metabolismo que genera el consumo de aceites de cocina recalentados.
De acuerdo con la publicación, los resultados indican que el aceite reutilizado se relaciona con el estrés oxidativo y la inflamación, factores de riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzhéimer.
Los especialistas de la Universidad Central de Tamil Nadu, en Thiruvarur (India), afirman que durante los experimentos realizados con ratas alimentadas a base de dietas que contenían aceites de cocina recalentados, se presentaron niveles significativamente más altos de neurodegeneración en comparación con las ratas que consumían una dieta estándar.
El Dr. Kathiresan Shanmugam, profesor y director del equipo de investigación precisó que “los resultados del estudio sugieren que el aceite recalentado puede aumentar la neurodegeneración al alterar el eje hígado-intestino-cerebro, una conexión crucial para mantener el equilibrio fisiológico y la salud neurológica”.
Asimismo, indicó que separaron a las ratas hembras en cinco grupos, a las que alimentaron diariamente con una dieta normal (grupo de control) o una dieta normal suplementada con aceite de sésamo sin calentar, aceite de girasol sin calentar, aceite de sésamo recalentado o aceite de girasol recalentado durante un periodo de 30 días.
“En comparación con las ratas sometidas a otros regímenes alimentarios, las alimentadas con aceites recalentados mostraron un mayor estrés oxidativo e inflamación en los tejidos hepáticos”, explicó el investigador.
Del mismo modo, el Dr. Shanmugam expuso que “se observó un daño colónico significativo en estas ratas, que dio lugar a niveles alterados de endotoxinas y lipopolisacáridos, lo que indica la presencia de toxinas producidas por cepas bacterianas específicas”.
Finalmente, el especialista subrayó que el consumo de aceites recalentados también produjo daños cerebrales específicos, especialmente en zonas cruciales para la regeneración, lo que pone de relieve el riesgo neurológico del consumo de aceites recalentados.
Con información de Agencias Internacionales.