Científicos de diversas partes del mundo evalúan la resistencia del ser humano frente a los antibióticos y su relación con las cambiantes condiciones climáticas que permite a las bacterias prosperar de manera más rápida.
Los investigadores advierten que la resistencia a los medicamentos está relacionada con condiciones del clima como: inundaciones, sequías, huracanes e incendios forestales que incrementan el problema del acceso al agua potable y otros servicios básicos que generan condiciones insalubres.
Estos escenarios propician el aumento de lesiones e infecciones, que elevan el uso de antibióticos y por lo tanto, la resistencia al tratamiento.
Una publicación realizada en la revista Nature, cita la experiencia científica registrada el pasado 1 de octubre de 2023, por la microbióloga Rita Colwell de la Universidad de Maryland en College Park, Estados Unidos (EE.UU.) y sus colegas, que demostraron en un estudio como un huracán mortal provocó que se elevara la cantidad de especies dañinas de bacterias Vibrio, incluyendo una especie carnívora en aguas de la costa de Florida, que se hicieron resistentes a los antibióticos.
Esa investigación detalló que los fuertes vientos del huracán arrastraron nutrientes de los sedimentos marinos en los que prosperan las bacterias.
Altas temperaturas
A finales de 2022, el microbiólogo Lianping Yang, y su equipo de la Universidad Sun Yat-sen en Guangzhou, China, notificaron la prevalencia de tres bacterias detrás de las infecciones hospitalarias resistentes a los antibióticos que a menudo son graves y pueden ser mortales: Acinetobacter baumannii, Klebsiella pneumoniae y Pseudomonas. Aeruginosa.
Esta prevalencia llevó a los investigadores a evaluar la relación de esta situación con las altas temperaturas como resultado del cambio climático. Para ello, compararon datos bacterianos de personas tratadas en hospitales de 28 provincias y regiones de China.
El equipo descubrió que, por cada aumento de 1 °C en la temperatura promedio del aire, había un aumento del 14% en la proporción de muestras que contenían K. pneumoniae que eran resistentes a un tipo de antibiótico llamado carbapenémicos. Estos medicamentos generalmente se reservan para tratar bacterias resistentes a todos los demás antibióticos.
Yang y sus colegas también “vincularon un aumento de 1 °C en la temperatura promedio del aire con un aumento del 6% en la proporción de muestras que contenían P. aeruginosa resistente a carbapenémicos. Pero la temperatura no afectó significativamente la prevalencia de A. baumannii resistente a los medicamentos”, refiere Nature.
Las investigaciones concuerdan con estudios ejecutados en 2018 y 2020, por el equipo científico liderado por el microbiólogo Derek MacFadden, de la Universidad de Ottawa, Canadá, quienes descubrió que el aumento de las temperaturas mínimas promedio estaba relacionado con tasas más altas de resistencia a los antibióticos en 41 estados de Estados Unidos y 28 países de Europa. Sin embargo, Yang, afirmó que los estudios no muestran una relación causal entre la temperatura y la resistencia a los antibióticos.
“Otra idea es que las temperaturas muy altas podrían inducir cambios genéticos en las bacterias que les ayuden a resistir los antibióticos”, alegó el investigador Yang.
Para MacFadden, los aumentos graduales en la temperatura promedio del aire podrían elevar la resistencia a los antibióticos al aumentar la tasa de crecimiento de las bacterias, lo que acelera su evolución.
Profundizar políticas
El abogado internacional e investigador de políticas de salud de la Universidad de York en Toronto, Canadá, Steven Hoffman, sugiere que la comunidad científica que evalúa cómo detener el aumento de la resistencia a los antibióticos podría aprender lecciones de la política sobre el cambio climático.
“Estableciendo paralelismos con el cambio climático, los países deberían acordar un tratado global para abordar el problema”, dice Hoffman.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también emitió en 2015 un Sistema Mundial de Vigilancia del Uso y Resistencia a los Antimicrobianos (GLASS), con el objetivo de rastrear el consumo global de estos y la prevalencia de infecciones comunes resistentes a los medicamentos.
Los datos arrojados por este sistema de la OMS se utilizan como indicadores en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, con el fin de monitorear el progreso en la lucha contra esta problemática.
Steven Hoffman prevé que se deben reforzar las medidas para enfrentar la resistencia a los antibióticos. Parte de su llamado se refleja en el estudio que realizó, junto a sus colegas en 2022, donde exhortan a elaborar un tratado para abordar los patógenos resistentes a los medicamentos, equivalente al acuerdo climático de París de 2015.
Este llamado busca unificar un objetivo como la reducción del 35% en las infecciones resistentes a los medicamentos para el año 2035; y que se logren avances antes de la reunión de la ONU sobre la resistencia a los antimicrobianos en septiembre próximo.
Con información de Nature.