El amor se presenta como un fenómeno neurobiológico complejo que involucra la confianza, el placer y el sistema de recompensa en el cerebro.
En su canal de Telegram, la vicepresidenta Sectorial de Ciencia, Tecnología y Salud, Gabriela Jiménez Ramírez, indicó que el enamoramiento «tiene su origen en la corteza cerebral, continuando su recorrido por el sistema endócrino».
En su publicación, la también ministra para Ciencia y Tecnología hace referencia a un estudio realizado por la doctora Lucy Brown, en el que se revela que el enamoramiento puede comprometer hasta 12 regiones cerebrales, lo que resalta su complejidad.
«Estos hallazgos revelan que el amor es un proceso que combina factores emocionales, culturales cognitivos y fisiológicos. La corteza prefrontal, que regula la toma de decisiones, puede experimentar una disminución de actividad, explicando por qué los enamorados a menudo actúan impulsivamente. El sistema límbico, que gestiona las emociones, se sobrecarga con sensaciones de euforia y expectativa, lo que justifica las experiencias tan intensas y, en ocasiones, irracionales del amor», puntualizó.
Manifestó que aunque los cambios son temporales, estos pueden dejar huellas duraderas en la memoria y en la percepción de la relación, evolucionando hacia un apego más profundo.
La ministra Gabriela Jiménez Ramírez se refiere también al papel que juega el hipotálamo para regular hormonas que afectan el deseo sexual y el apego y el de la amígdala, la cual se encarga de modular las reacciones emocionales intensas.
Con respecto a la actividad de la amígdala, la vicepresidenta Sectorial manifestó que esta puede disminuir ante estímulos negativos, lo que ayuda a las personas a ignorar defectos de su pareja. Este proceso integral del amor combina biología, mente e interacciones sociales.
«La coordinación de todas estas regiones cerebrales subraya que el amor no es una emoción, sino un proceso integral en el que participan la biología, la mente y las interacciones con el entorno. Desde el hipotálamo hasta la corteza prefrontal, el amor se manifiesta como un fenómeno extraordinariamente complejo y poderoso», enfatizó.
Indicó que, en la actualidad, la tecnología ha transformado las dinámicas amorosas, facilitando el contacto a través de aplicaciones y redes sociales, lo que amplía las oportunidades de encontrar pareja, sin embargo, también presenta desafíos como la superficialidad y la dificultad para establecer vínculos duraderos.
«Aún con sus limitaciones, la tecnología también posibilita relaciones a distancia y ofrece herramientas para mantener el contacto. La clave radica en equilibrar el uso de la tecnología con la cercanía emocional genuina», concluyó.
Oficina de Gestión Comunicacional del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología / Periodista: Ariadna Eljuri
