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FOMO, una epidemia en la Era Digital

Por: Gabriela Jiménez Ramírez

(Caracas, 8 de abril de 2025).- En la era digital, donde la conexión constante está a solo un clic de distancia, surge un fenómeno que se ha arraigado profundamente en nuestra sociedad contemporánea: el FOMO, o «Fear Of Missing Out» en inglés, traducido como el miedo a perderse algo. Este fenómeno, aunque ha sido exacerbado por las redes sociales y la tecnología, tiene raíces que se remontan a la psicología humana y sus necesidades fundamentales de pertenencia y validación.

Si bien el término «FOMO» puede haber ganado popularidad recientemente, su concepto ha existido desde hace mucho tiempo en diferentes formas. En la década de 1990, el psicólogo Dan Herman lo describió como “una sensación de ansiedad que surge cuando se percibe que otros están disfrutando de experiencias positivas de las cuales uno está ausente”. Desde entonces, la llegada de las redes sociales ha amplificado esta sensación, ya que constantemente estamos expuestos a las actividades y logros de otros a través de plataformas como Instagram, Facebook o TikTok.

El contenido que se publica en las redes no plasma del todo la realidad ni la verdad, empezando por su infinita cartera de filtros que pretenden embellecerlo todo, pasando por el filtro de los creadores que solo muestran vidas de ensueño y acabando con las altas, y falsas, expectativas de llegar a algo que no es real.

Exposición constante en las redes sociales para sentir que forman parte de un «todo», que los lleva a la «nada». Bajas autoestimas, comparaciones con vidas idílicas y temor a no ser parte de un grupo, es lo que se encuentra detrás de este síndrome.

Los efectos del FOMO pueden ser profundos y abrumadores. Desde un aumento en los niveles de estrés y ansiedad hasta una disminución en la autoestima y la satisfacción personal. Además, puede llevar a comportamientos compulsivos, como el exceso de uso de redes sociales, la búsqueda constante de validación externa y la incapacidad para desconectar.

El excesivo uso de redes sociales y la comparación constante con los demás puede llevar a una insatisfacción crónica. Además, puede interferir en las relaciones interpersonales y en el rendimiento académico. Es importante que los jóvenes aprendan a establecer límites en el uso de las redes sociales y enfocándose en sus propias metas y logros.

Debemos concientizar a los jóvenes que no todo es para publicarse, que deben sentirse seguros de sí mismos, fortalecer su autoestima, desde el hogar y la familia, la recreación más alla de la tecnología, y la escuela como espacio para el uso apropiado de las tecnologías, resaltar que no es necesario mostrar a los demás un estilo de vida concreto, con el objetivo de reforzar una valía que depende de la mirada del otro, sino se convierten en las víctimas principales de esta nueva era tecnológica.

📌Conciencia y autoevaluación: Reconocer y comprender el FOMO es el primer paso hacia el cambio. Tomarse el tiempo para reflexionar sobre cómo nos afecta personalmente puede ayudarnos a desarrollar estrategias para gestionarlo de manera más efectiva.

📌 Establecer límites en el uso de redes sociales: Reducir la exposición a las redes sociales y establecer límites saludables en su uso puede ayudar a minimizar los efectos del FOMO. Desactivar notificaciones o incluso tomar descansos periódicos de la tecnología.

📌Practicar la gratitud y la atención plena: Cultivar un sentido de gratitud por lo que tenemos en lugar de centrarnos en lo ajeno y virtual que no es real. La atención plena también puede ser útil para mantenernos presentes en el momento y reducir la necesidad de compararse constantemente con los demás.

📌Buscar apoyo profesional: En casos severos de FOMO que interfieren significativamente con la vida diaria, puede ser útil buscar apoyo profesional.

📌 Los padres deben orientar y fomentar actividades al aire libre que permitan la conexión con la naturaleza y el compartir presencial con otros jóvenes y familiares.

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