(Caracas, 24 de marzo de 2025).- Con el objetivo de brindar soluciones efectivas para la preservación del planeta, el Dr. Saúl Flores, jefe del Laboratorio de Ecología de Suelo, Ambiente y Agricultura, del Centro de Ecología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), desarrolla un proyecto pionero que atiende el tratamiento de metales pesados para evitar la contaminación de los suelos, de los seres humanos y de las especies.
El proyecto financiado por el Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Fonacit), adscrito al Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología (Mincyt), comenzó con el estudio de residuos agroindustriales como la cascarilla de arroz, cápsulas de moringa, tusa de maíz y sus diversas aplicaciones para solucionar problemas comunes.
La investigación busca biorremediar los suelos impactados por crudos pesados, metales pesados, con afluentes de desechos industriales, entre otros. “Los metales pesados son un problema de salud; entonces con esto nosotros pretendemos solucionar ese problema”, recuerda el Dr. Flores.
En este sentido, comenta que, al usar estos materiales en los suelos afectados, se generan procesos regenerativos como la activación de la microbiota, que cuenta con microorganismos como hongos, bacterias, actinomicetos y protozoos, que influyen en la salud de las plantas que allí se encuentren.
El estudio abarca desde trabajos de campo hasta pruebas en laboratorio, para comprobar la efectividad de los productos que desarrolla el Laboratorio de Ecología de Suelo, Ambiente y Agricultura.
El investigador venezolano señala que uno de los productos bandera lo obtienen de las cápsulas de moringa; con ella elaboran biofiltros, “un material biodegradable; en estos biofiltros se acumulan todos los metales pesados que vienen en el agua”.
La moringa la obtienen en la Empresa Socialista de Riego Río Tiznados, que cuenta con unas 150 hectáreas de esta planta, cuyas cápsulas son empleadas por el equipo de científico.
“Hemos probado con plomo, cadmio, zinc, mercurio y aquí (en los biofiltros de moringa) se quedan todos esos metales pesados”, expone.
Agrega que también trabajan en la creación de un modelo de biofiltros que sirva para el tratamiento de las aguas de los hogares venezolanos.
Todos estos productos pasan por una investigación ajustada al método científico, la bioética y la racionalidad, empleando la microscopía electrónica, la química, entre otros procesos para su caracterización.
Sustituir importaciones
Con más de 40 años de trabajo en el Laboratorio de Ecología de Suelos, el Dr. Saúl Flores, biólogo y apasionado de la escritura, explica que los proyectos desarrollados en Venezuela tienen como eje de acción alcanzar la sustitución de las importaciones, contribuyendo con la sostenibilidad de la industria nacional en diversas áreas.
En el caso de la producción de biomasas y de sustratos gelificantes, Flores reitera que será un gran aporte al país, especialmente para la comunidad científica. Menciona que este producto sustituirá el agar-agar, un polisacárido, que proviene de las algas como la Gelidium, y que tiene un costo de cerca de los 600 dólares por kilo.
Agrega que los sustratos elaborados en Venezuela aprovechan los desechos agroindustriales antes mencionados y almidón de yuca; el resultado son geles o sustratos gelificantes que sirven para la producción de plántulas de papa, por ejemplo, “lo que tú quieras producir y la hacemos crecer”.
El próximo paso será instalar una planta piloto en el parque industrial del IVIC, también financiada por el Estado venezolano, donde se espera ampliar la producción destinada a los sectores y laboratorios que trabajan en estas áreas.
“Va a tener una producción nacional para abastecer todo el territorio, el excedente se podrá usar con otras finalidades, inclusive para los países hermanos del caribe, si están interesados”, afirma.








Mincyt / Prensa/ VG / AAF