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Microbiota: Comunicación entre el cerebro y el intestino es bidireccional

Por: Gabriela Jiménez Ramírez

(Caracas, 14 de mayo de 2025).- Un grupo de investigadores del Instituto de Investigación Biomédica August Pi i Sunyer (IDIBAPS), ubicado en Barcelona, España, ha demostrado que la comunicación entre el cerebro y el intestino es bidireccional, desafiando concepciones previas y evidenciando, además, que el cerebro puede modificar la composición microbiana del intestino en tan solo unas horas.

Utilizando modelos animales, específicamente ratones, los investigadores combinaron técnicas avanzadas de neurociencia con análisis de microbioma, lo que abre nuevas preguntas sobre la interrelación entre la actividad neuronal, la alimentación y la salud intestinal.

El experimento, liderado por el doctor Marc Claret y publicado en la revista Nature Metabolism, se diseñó utilizando quimiogenética para activar neuronas específicas.

Para esto, detalla el portal Infobae, los investigadores utilizaron 32 ratones divididos en dos grupos: uno con activación neuronal y otro como control, por lo que no se le administró tratamiento alguno.

Las muestras del contenido intestinal se recolectaron en diferentes momentos, lo que permitió observar cambios significativos en la diversidad microbiana. En concreto, en la mitad de los ratones tratados se tomó la muestra dos horas después de la activación neuronal, y al resto, cuatro horas después.

¿Qué resultados arrojaron? Los ratones que recibieron la activación cerebral mostraron aumentos notables en la diversidad microbiana intestinal, especialmente en el duodeno. En esa región, apenas dos horas después de la intervención, la diversidad microbiana fue cinco veces mayor que en los ratones del grupo control.

Los investigadores detectaron que este aumento sugiere una especie de proliferación microbiana inducida por la señal cerebral, no obstante, cuando se analizaron todas las muestras pudieron observar que los efectos no fueron uniformes.

Ante este hecho, los investigadores repitieron el procedimiento en otro grupo de ratones, pero esta vez inhibieron la actividad de las mismas neuronas. Con este procedimiento, se observó una drástica disminución de más del 99% en ciertas familias bacterianas en el intestino, lo que refuerza la idea de que el cerebro modula activamente el ecosistema intestinal.

Para descartar que estos resultados no solo fueran producto exclusivo de la técnica quimiogenética, se inyectaron a los ratones hormonas del apetito en el cerebro, lo que también provocó cambios significativos en el microbioma en un corto período, recomendando un mecanismo biológico generalizable.

Aunque aún no se comprende completamente por qué ocurren estos cambios rápidos, expertos recalcan que con estos estudios se puede confirmar que el sistema nervioso central podría enviar señales al intestino, preparando las bacterias locales para la digestión.

El estudio abre la posibilidad de que otras áreas del cerebro, además del hipotálamo, también influyan en el microbioma, lo que podría transformar nuestra comprensión de la fisiología y la salud intestinal desde una perspectiva neurobiológica.

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