Sanar heridas empleando larvas vivas es una técnica milenaria, cada vez mas aceptada como procedimiento médico, ante la escasez de antibióticos que registra el mundo.
Las estadísticas europeas reflejan que este método es aceptado y reconocido por la población. Desde el año 2015, unas 15.000 personas son atendidas anualmente con este tratamiento.
En Brasil, la bióloga Patricia Thyssen, de la Universidad Estadual de Campinas, también trabaja con larvas controladas en laboratorios para curar heridas de difícil cicatrización.
Hospitales en localidades como: Natal, Río de Janeiro, Petrópolis, Belo Horizonte y Porto Alegre están trabajando directamente con este procedimiento. Resultando efectivo en casos de diabetes y úlceras venosas.
Larvas alternativa a los antibióticos
La Industria Mundial de Medicamentos Genéricos (IGBA por sus siglas en inglés) denunció en un informe del año 2022, la carencia de antibióticos en el mundo.
En el documento proponen diversas estrategias de acción a gobiernos y organismos internacionales para contrarrestar esta situación.
Parte del problema radica en la Covid-19 que propició una “inusual alta tasa de afecciones e infecciones respiratorias que se están produciendo a medida que salimos de la fase más aguda de la pandemia(…) y, en muchos países, una tasa inusualmente alta de afecciones e infecciones respiratorias entre los niños”, reza el documento.
La posibilidad de contar con terapias alternativas milenarias abre nuevamente la puerta a la ciencia ancestral.
¿Cómo funciona esta terapia alternativa?
La terapia larval es efectiva porque elimina el tejido necrótico (muerto), promoviendo el crecimiento tisular (aumento de los tejidos) y mejorando la velocidad de curación.
Las moscas empleadas para estos procedimientos pertenecen a la familia Calliphoridae, siendo la especie más conocida: Lucilia sericata. Esta mosca es de tamaño mediano, y se reconoce por tener una coloración metálica de color verde sobre el abdomen.
El tratamiento consiste en colocar, sobre las heridas de los pacientes, pequeñas larvas que se alimentan del tejido muerto, estas secretan sustancias curativas, generando la rápida cicatrización.
Thyssen no está haciendo nada nuevo. Los mayas e indígenas australianos ya empleaban esta técnica; misma que transitó la época medieval, y fue muy útil en las dos Guerras Mundiales. Sin embargo, el descubrimiento de la penicilina, en el siglo XX, dejó casi en el olvido la efectividad de estas larvas para la salud.
Ahora que la Organización Mundial de la Salud alerta sobre el desarrollo de bacterias resistentes a los antibióticos, es una buena oportunidad incluir tratamientos alternativos y efectivos como la terapia larval.
Este método, bajo supervisión médica, y empleando nuevas tecnologías biológicas, puede potenciar el bienestar de los pacientes; al tiempo que reconoce que la ciencia para la vida es una conjugación de conocimientos.
Oficina de Gestión Comunicacional del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología / Periodista: Vanessa Gutiérrez.