Los investigadores Raúl Méndez y Xavier Salvatella del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona), con la colaboración de José J. Lucas en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBM-CSIC-UAM), ha desentrañado un mecanismo molecular que conecta alteraciones en la proteína neuronal CPEB4 con el autismo idiopático.
Aunque en 20% de los casos se ha identificado una causa genética específica, el origen del 80% restante, denominado autismo idiopático, continúa siendo desconocido, lo que plantea un desafío para la ciencia.
El estudio que también involucró a científicos de la Universidad de Hong Kong, el Linderstrøm-Lang Centre for Protein Science (Copenhague), el University College de Londres y la Universidad de Barcelona, fue publicado en la revista Nature.
Este hallazgo parte de una investigación previa, de 2018, que identificó el papel de CPEB4 en la regulación de proteínas neuronales asociadas al autismo. En ese trabajo inicial, los científicos observaron que en personas con autismo faltaba un microexón específico en esta proteína neuronal.
Ahora, el nuevo estudio explica por qué este pequeño segmento es esencial: asegura la estabilidad y funcionalidad de los condensados moleculares formados por CPEB4, estructuras que regulan dinámicamente la expresión génica en las neuronas.
El correcto desarrollo cerebral depende de una regulación precisa de los genes durante etapas críticas del neurodesarrollo. Cuando los condensados de CPEB4 no funcionan adecuadamente por la ausencia del microexón, se interrumpe esta regulación, dando lugar a alteraciones en las redes neuronales que pueden manifestarse como síntomas de autismo.
Comentan las Dras. Carla Garcia-Cabau y Anna Bartomeu, primeras autoras del trabajo que “nuestros resultados sugieren que incluso una pequeña reducción en la inclusión del microexón puede tener un impacto significativo en la función neuronal”, esto podría explicar por qué algunas personas desarrollan autismo idiopático incluso sin presentar una mutación genética clara.
Un hallazgo prometedor del estudio es que el microexón de CPEB4 parece actuar “en trans”. Esto significa que podría ser posible introducir esta pequeña secuencia en las células para restaurar parcialmente la función de CPEB4 y, potencialmente, revertir los síntomas del autismo.
“Este descubrimiento es alentador y podría ser el inicio de una estrategia terapéutica para restaurar la función de CPEB4 en el cerebro”, afirma el Dr. Méndez. Sin embargo, los investigadores subrayan que es necesario realizar más estudios en modelos animales y superar desafíos técnicos antes de considerar aplicaciones clínicas.
Este estudio representa un paso importante para entender los mecanismos moleculares del autismo idiopático y para el desarrollo de terapias que podrían mejorar la vida de las personas afectadas.
Con información de Agencias Internacionales