Por: Gabriela Jiménez Ramírez
Un estudio reciente del University College London y publicada en Neuron, determinó que el cerebro humano tiene la asombrosa habilidad de generar imágenes mentales tan vívidas que, a veces, puede resultar difícil distinguirlas de la realidad.
El estudio determinó que una región clave del cerebro, llamada giro fusiforme, actúa como una especie de balanza neuronal. Esta región evalúa la «fuerza» sensorial de lo que percibimos e imaginamos. Si la señal es intensa, el cerebro puede interpretarla como real, incluso si no lo es.
Esta parte media del cerebro permite participar en tareas visuales complejas, como reconocer rostros y objetos.
Este descubrimiento explica ciertas dudas en los sentidos y ayuda a entender algunos trastornos mentales, como las alucinaciones. También incide en tecnologías de realidad virtual que juegan con los límites de nuestra percepción.
«La actividad cerebral en esta área de la corteza visual coincidía con las predicciones de una simulación por ordenador sobre cómo se determina la diferencia entre la experiencia generada interna y externamente», dijo el profesor Steve Fleming, autor del estudio e integrante del área de psicología y ciencias del lenguaje de UCL.
El experimento
El estudio consistió en que 26 voluntarios se imaginaran patrones visuales mientras observaban imágenes borrosas, en las que, a veces, aparecía una rejilla inclinada hacia la izquierda o la derecha. En algunas ocasiones, estas rejillas eran reales, en otras no existían y solo se pedía a los participantes que las imaginaran.
Cuando la imaginación coincidía con lo que esperaban ver, muchos aseguraban haber visto algo que no existía.
Esto permitió a los científicos observar, a través de resonancias magnéticas, cómo el cerebro mezcla señales internas (imaginación) y externas (percepción), generando una «señal de realidad».
¿Cómo se confunde la realidad con la fantasía?
El estudio explica que el cerebro no descarta las señales auto-generadas, lo que imaginamos. Al contrario, las suma a la percepción.
Si imaginas con mucha intensidad y al mismo tiempo hay un estímulo visual débil, el cerebro puede mezclar ambos y concluir que es real. Ocurre con más frecuencia de lo que se piensa.
Para los autores del estudio, entender cómo funciona este sistema podría tener aplicaciones clínicas importantes. Es decir, en trastornos como la esquizofrenia, donde el cerebro atribuye realidad a experiencias internas, el mecanismo de la «señal de realidad» podría estar alterado.
Las implicaciones también podrían extenderse al diseño de tecnologías inmersivas o videojuegos. Entender cómo el cerebro construye esa frontera permitirá diseñar experiencias más seguras y equilibradas.
¿Qué significa esto para nosotros?
- Explica porqué a veces confundimos recuerdos con experiencias reales
- Ayuda a entender trastornos como la esquizofrenia o alucinaciones
- Abre posibilidades para mejorar tecnologías como la realidad virtual
La diferencia entre realidad e imaginación es una línea muy delgada que traza el cerebro combinando señales internas y externas en una balanza invisible.
Mincyt / Prensa