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Estudio revela que la vida pudo surgir de la materia inerte

Una de las principales dificultades en la investigación sobre el origen de la vida es la definición de las propiedades que ineludiblemente debe presentar la materia para ser catalogada como viva, especialmente cuando se desplaza a aquellos tiempos en los que la vida en la Tierra estaba comenzando.

El único ejemplo de vida que se conoce es el terrestre, donde la información se almacena en la molécula de ADN siguiendo unas reglas basadas en un alfabeto de cuatro letras (los cuatros nucleótidos: A, T, C, G), que son los encargados de dar lugar a las proteínas que facilitan las reacciones químicas propias de la vida.

Un artículo compartido por la ministra del Poder Popular para Ciencia y Tecnología, Gabriela Jiménez Ramírez, explica que “la vida probablemente comenzó hace unos 3.800 millones de años, sólo 700 millones de años después de la formación de nuestro planeta”, y es posible que la vida haya surgido de la materia inerte.

Agrega que esta posibilidad habría generado que la materia inerte pudo desarrollarse «en formas que la hicieran irreconocibles a nuestros ojos, acostumbrados a las manifestaciones de la vida terrestre”.

La también vicepresidenta sectorial de Ciencia, Tecnología, Educación y Salud, agrega que “actualmente, la vida siempre procede de la vida. Sin embargo, al menos una vez en su historia tuvo que surgir de la materia inerte. Eso implica que no sería nada extraño que las primeras formas de vida se parecieran mucho a la materia no viva de la que proceden, lo que dificultará su distinción”.

El texto, publicado en la revista The Conversation, expone la hipótesis de Oparin y Haldane, sobre la síntesis de moléculas orgánicas en la atmósfera primitiva, utilizando como energía la luz ultravioleta del sol. Este planteamiento apunta a que “hay caminos posibles para la transición entre la química y la biología”.

Asimismo, revelan que el llamado “mundo del ARN” estaría constituido por conjuntos de moléculas orgánicas capaces de almacenar y transmitir información a través de su copia.

Las propiedades catalíticas de esas mismas moléculas facilitan que surgiera un metabolismo simple, que una vez individualizado en un compartimento habría sido la base para la aparición de las primeras células.

Además, descubrieron que en un medio acuoso, las moléculas de ácidos grasos pueden formar vesículas, parecidas en su forma a lo que podría ser una célula primitiva.

«Lo extraordinario es que hay vesículas que pueden incluir moléculas de ARN con capacidad para catalizar algunas redes metabólicas simples», refieren.

No obstante, aseguran que aunque está evidencia «no es vida» comienza a parecerse.

“Lo que está claro es que la fortaleza de la selección natural, combinada con sucesos ambientales azarosos, ha conducido a la persistencia de un único linaje, el de ese ancestro universal que hermana a todos los seres vivos de la Tierra”, concluye el artículo.

Oficina de Gestión Comunicacional del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología / Periodista: Ghiccelle Chacín.

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