Un estudio plantea que el ejercicio físico activa las células inmunitarias para que liberen oncostatina-M (citocina), y a su vez, ordena a las células del tejido que descompongan la grasa, conocida como lipolisis.
El artículo, publicado en el portal web Cell Reports Medicine, indica que “el descubrimiento de factores circulatorios regulados por el ejercicio ha alimentado el interés en la interferencia de órganos, especialmente entre el músculo esquelético y el tejido adiposo, y el papel en la mediación de los efectos beneficiosos del ejercicio”.
Igualmente, resalta que “la intervención en el estilo de vida, incluida la actividad física, es una intervención de primer curso recomendada para el tratamiento de la diabetes tipo 2 y los riesgos cardiovasculares asociados”.
Para el estudio, los investigadores analizaron el transcriptoma del tejido adiposo, un importante regulador de la homeostasis energética de todo el cuerpo y que se comunica con otros órganos mediante la secreción de factores (adipocinas), incluidas moléculas pequeñas, lípidos y proteínas, en hombres y mujeres con tolerancia normal a la glucosa o diabetes tipo 2 después de una serie de ejercicio agudo, revelando cambios sustanciales dependientes del tiempo y del ejercicio, con un aumento sostenido de genes inflamatorios en la diabetes tipo 2.
En este proceso, identificaron a la oncostatina-M, que es una citocina con acciones proinflamatorias y antiinflamatorias que dependen del microambiente celular, como uno de los factores secretados por el tejido adiposo con mayor regulación positiva después del ejercicio.
“En adipocitos humanos cultivados, la oncostatina-M mejora la señalización de MAPK, que constituye un elemento clave en la transformación neoplásica de las células foliculares tiroideas en Carcinoma papilar de tiroides (CPT) y regula la lipólisis. La expresión de oncostatina-M aumenta en macrófagos Thp1 humanos cultivados después de estímulos similares al ejercicio”, determinan los expertos.
Del mismo modo, apuntan que estos resultados sugieren que las células inmunes, a través de factores secretados como la oncostatina-M, “median una comunicación cruzada entre el músculo esquelético y el tejido adiposo durante el ejercicio para regular el metabolismo y la adaptación de los adipocitos”.
Finalmente, destacan que el ejercicio regular tiene efectos beneficiosos sobre la tolerancia a la glucosa, la sensibilidad a la insulina y el perfil de lípidos circulantes, coincidiendo con mejoras en la función del músculo esquelético y del hígado.
“Demostramos que la expresión de oncostatina-M se origina en las células inmunitarias del tejido adiposo y altera la lipólisis en los adipocitos humanos maduros, lo que sugiere un papel de la diafonía entre las células inmunitarias y los adipocitos durante el ejercicio”, puntualizan.
Oficina de Gestión Comunicacional del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología / Periodista: Nailet Rojas Garcia.