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Alianza científico-militar diseña y fabrica cascos de alto vuelo para la Aviación Militar Bolivariana

La Aviación Militar Bolivariana, con 102 años de historia, tiene la misión de acompañar la defensa integral del territorio venezolano desde el aire, junto al resto de los componentes que integran la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, para garantizar la soberanía nacional, la vida del pueblo y la estabilidad regional, en pro de un territorio suramericano de paz.

Actualmente, están trabajando en el desarrollo de un proyecto de fabricación de cascos de alto vuelo como parte de un proceso de innovación científico-militar que responde a una política de producción, revalorización de lo hecho en Venezuela y de respuesta a la dura política de imposición de Medidas Coercitivas Unilaterales (MCU) por parte de Estados Unidos.

Uno de los problemas que atiende la Aviación Militar junto a entes del Ministerio para Ciencia y Tecnología es la recuperación de equipos de seguridad que emplea el personal. La imposición de las MCU creó una nueva dinámica de acción en el denominado paladín del espacio soberano.

Para cumplir su misión de defensa los pilotos emplean cascos de alto vuelo. Estos equipos les permiten adaptarse a las condiciones climáticas, comunicarse con la torre de control y son fundamentales para su seguridad ante un accidente aéreo.

Durante años, estos cascos fueron comprados por Venezuela a empresas extranjeras, especialmente aquellos destinados para pilotos de aviones caza como los F-16; los modelos más conocidos son desarrollados por Estados Unidos, Francia y China. El mantenimiento desde Venezuela estaba asignado a los técnicos especialistas en protección a las tripulaciones, pero las MCU hicieron que la realidad diera un giro de 180 grados, y promovió que la necesidad se convirtiera en una oportunidad para la creación, la innovación y el fortalecimiento de la unión cívico-militar-científica, que formuló el comandante y líder de la Revolución, Hugo Chávez.

2009: Nace la División de Ingeniería y Desarrollo Aeroespacial

El 14 de abril de 2009 se crea la División de Ingeniería y Desarrollo Aeroespacial (DIDA), destinada al fortalecimiento tecnológico de la Aviación Militar Bolivariana.

En este espacio se consolida la innovación científico y militar con un equipo multidisciplinario que involucra al componente aviación, sus técnicos especialistas en protección a la tripulación aérea y al Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología, a través del Centro Nacional de Tecnología Química (CNTQ), el Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Fonacit) y a la Fundación Instituto de Ingeniería para Investigación y Desarrollo Tecnológico (FIIIDT), además de empresas privadas vinculadas con la certificación y la metrología de los productos desarrollados.

El teniente coronel, José Moncada, es el jefe del departamento de investigación y desarrollo de la DIDA. Además, es el coordinador general de los proyectos de innovación y desarrollo tecnológico e ingeniero asesor e investigador del proyecto de fabricación de cascos de vuelo nacional para la aviación.

Desde la Base Aérea Mariscal Sucre, en Maracay, estado Aragua, explicó que la DIDA satisface, con soluciones endógenas y de alta calidad, las necesidades que surgieron “producto del bloqueo tecnológico, del bloqueo militar impuesto unilateralmente por Estados Unidos”.

Por tal motivo, indicó que la DIDA certifica con su trabajo las capacidades nacionales para consolidar la innovación y la producción de los equipos para la seguridad de su personal.

“Es un proceso bastante complejo porque el pueblo venezolano siente el golpe de ese bloqueo en lo económico, en lo cotidiano; sin embargo, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, creo que es una de las instituciones más afectadas por ese bloqueo”, refirió el teniente coronel.

En este sentido, el teniente coronel precisó que la sustitución de importación por materia prima nacional abarata costos al Estado y a la institución castrense y, al mismo tiempo, permite crear productos con sello nacional de altos estándares de calidad, con talento humano venezolano.

Estas labores cuentan con el acompañamiento de los investigadores e investigadoras venezolanos de entes adscritos al Mincyt, quienes han consolidado una valiosa sinergia para alcanzar una segunda fase en la producción de los cascos, prevista hasta finales de 2023.

La primera fase de producción desarrolló dos prototipos de cascos y generó la creación de 16 de ellos, adaptados a las necesidades de cada piloto.

“Ciencia y Tecnología aporta el recurso económico, el Centro Nacional de Tecnología Química y la División de Ingeniería y Desarrollo Aeroespacial ejercen funciones como una unidad de diseño. Planificamos el proyecto, hicimos un proceso de caracterización inicial del casco para determinar cuáles eran los materiales necesarios, sus composiciones químicas, sus características físico-químicas, y a partir entonces (…) establecer nuestro diseño”, explica el teniente coronel, Moncada.

Expuso que el diseño del casco de vuelo venezolano es similar al original, porque es la base del estándar internacional para “garantizar el control de calidad adecuado y los niveles de calidad de resistencia del casco (…) en pro de la seguridad nacional y la seguridad del piloto”.

Pruebas y certificación nacional

Dentro del equipo de investigadores e innovadores, se encuentra el teniente, Tomás Álvarez, encargado del proyecto de fabricación de cascos de vuelo, quien explicó que uno de los problemas de las MCU fue la reducción del inventario de cascos y su mantenimiento. “De alguna manera, se buscó dar solución a esa problemática desarrollando, mediante la inventiva y la creatividad nacional, un prototipo que asegure la operatividad funcional de los pilotos de caza o de sistema de ala rotatoria (helicópteros)”.

Agregó que el principal componente para la fabricación de los cascos es la fibra de vidrio empleada en la férula, sometida a una certificación, mediante pruebas de impacto, resistencia y de temperatura, demostrando que el material es factible para los cascos. Además, se usa una malla sintética “que lo hace especial y resistente”, especificó.

Los cascos también pasan por pruebas de peso, siguiendo manuales técnicos que exigen un total de 5 libras (2,26 kg, aproximadamente); en ese sentido, el casco venezolano tiene un peso óptimo de 1,4 kilogramos para su uso efectivo y certificación.

Expresó que ser parte de este proyecto es importante porque “garantizando este tipo de equipos para nuestros pilotos de la Aviación Militar Bolivariana ejercemos nuestra soberanía en el espacio aéreo nacional y confrontamos problemáticas que se presentan en el país en cuanto a su defensa y al desarrollo tecnológico de la nación”.

Los procesos de innovación en Venezuela están dando frutos en diversas áreas con múltiples actores. Ellos y ellas están abriendo puertas a las nuevas generaciones de venezolanos y venezolanas que podrán creer en sus capacidades para la producción con sello nacional.

En palabras del teniente coronel, Moncada: “Este proyecto es la muestra fehaciente de que esa unión cívico militar se está fortaleciendo cada día más; de que es un hecho, una verdad, una realidad. Creo que son muchísimos los éxitos que están por venir y los que ya hemos logrado. La unión cívico militar creo que es una de las vías, y estoy seguro que es así, para consolidar y fortalecer ese desarrollo tecnológico que anhelamos”.

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