(Caracas, 06-03-2025).- El Centro de Estudios de la Ciencia del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), cuenta con la sala de socialización de saberes sobre cambio climático para niños y niñas con perspectiva de género, espacio que incluye materiales audiovisuales y lúdico, que desde ya se sumará a la ruta del semillero científico del instituto.
Esta sala forma parte de un proyecto que fue financiado por el Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología (Fonacit) que busca enseñar ciencia a los pequeños de la casa pero de manera divertida, de allí que no es solo la sala, sino que se crearon varios juegos que muestran la realidad a los niños pero de manera fácil de asimilar.
La socióloga a María Victoria Canino, jefa del Centro de Estudios de la Ciencia y coordinadora del proyecto explicó en que consiste cada juego y como con ejemplos se puede orientar a los niños como cuidar el planeta.
Estos juegos son: “Guardianes de la Tierra” (Escalera y culebra), que enseña sobre el cambio climático y las acciones individuales y colectivas afectan al planeta, el juego estimula la responsabilidad ante cada decisión que tomamos. “Emparejando el Clima”, permitirá descubrir cómo el cambio climático nos afecta y cómo ha modificado el equilibrio socio ecológico del planeta, es parecido al juego de sinónimos y antónimos o al juego de memoria, pero con figuras ambientales, mostrando ambientes equilibrados, sanos versus otro dañado por las acciones de los seres humanos. “Ring Ring, el teléfono sin fin”, este juego permite observar el proceso de elaboración y uso de los teléfonos móviles, haciendo énfasis en la extracción de los minerales como oro, plata, silicio, cobre, coltán, indio, tierras raras entre otros, así como el impacto que tienen en el planeta y la salud humana, con este juego estimulamos el cuido de lo que tenemos, para frenar el extractivismo del consumo sin fin.
“Todos los niños o en su mayoría a corta edad ya cuentan con un teléfono celular, pero nadie sabe todo lo que hay detrás de ese pequeño dispositivo, como se construye y los materiales que emplean y como se extrae de la tierra, lo que buscan es que más nuevo, completo y complejo en términos de memoria, que grabe música, que tenga luz, que se pueda mandar texto, que tenga mejor resolución la pantalla, que sea de gran alcance, más delgado y resistente”, señaló Canino.
“Nuestro llamado allí es que no necesitamos cambiar de teléfono todos los años, porque eso genera una presión muy grande a la atmósfera, porque todas esas actividades también generan no solamente dióxido de carbono, sino otros gases de efecto invernadero que contribuyen con el calentamiento global y con la crisis climática que hoy en día tenemos”.
“Glu Glu, las burbujitas hacen puff”, allí se explica el daño que esta sustancia causa al cuerpo humano y a la naturaleza, pero sobre todo lo terrible del uso del plástico en su embotellado y el daño que le hace a todos los seres vivos del planeta tierra, así como el uso del agua para su elaboración. “El refresco está embotellado en plástico, que su propia producción es derivada del petróleo, se utiliza muchísima agua en su fabricación, en el transporte para llevarlo a las fábricas de envasado, el agua que se utiliza para el lavado de las propias botellas, etc, adicional las cantidades de litros de agua que se emplean en el riego de la caña de azúcar y la remolacha para producir el azúcar y otros ingredientes que tiene el refresco”.
Por último, la sala cuenta con un juego llamado “Emocionómetro”, “donde indagamos como se sienten los niños y niñas, después de haber vivido la experiencia de la sala de socialización. Esto lo hacemos a través de la identificación de seis emociones vinculadas cada una con un color diferente, niños y niñas por separado, escogerán una tapa del color de la emoción que más sintieron y la colocarán en el pote del color correspondiente”, puntualizó Canino.
Prensa Ivic/ Edith García


