El astrónomo del Reino Unido, Chris Evans, representante del Centro Europeo de Astronomía Espacial Europea, de Madrid, España, considera que la Tierra tiene un lugar privilegiado frente a otros sistemas planetarios.
Evans ha sido uno de los encargados de gestionar el telescopio espacial James Webb, lanzado al espacio el 25 de diciembre de 2021, a una órbita de 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, protegido de la radiación solar y terrestre que envía imágenes capaces de transformar la visión humana del universo, refiere una nota de prensa del portal digital NewsEsEuro.
“Observar otros sistemas planetarios nos enseña que la Tierra se encuentra en un lugar muy especial”, explica el especialista. Reconoce que, para encontrar señales de vida en otro planeta similar a la Tierra junto a una estrella semejante al Sol, se deberá “esperar a una instalación de próxima generación”.
El Webb logra captar cinco veces más luz que el telescopio espacial, Hubble. Esto le permite detectar señales débiles de planetas o galaxias distantes poco después del Big Bang, pero gracias a sus capacidades espectroscópicas, que descomponen la luz y miden las longitudes de onda emitidas por cada objeto, puede conocer su composición.
“Aunque se publican todas estas bonitas imágenes, tres cuartas partes de los programas de observación son para espectroscopia”, explicó Evans.
Gracias a estas imágenes se ha podido detectar, por primera vez, dióxido de carbono en la atmósfera de un planeta extrasolar, en WASP 39b, y se podrán analizar los efectos de las llamaradas lanzadas por enanas rojas, las más frecuentes en el universo, en las atmósferas de los planetas que los rodean.
Este es un paso importante para descubrir si la vida pudo desarrollado en estos mundos abundantes, pero sujetos a una estrella hostil.
Evans, también ha descubierto una nueva galaxia que se encuentra a 1.2 mil millones de años luz de la Tierra. La galaxia, que ha sido nombrada “ESEU-0001”, es una de las galaxias más antiguas jamás descubiertas y se cree que se formó poco después del Big Bang.
El hallazgo fue posible gracias al telescopio espacial Hubble de la NASA, que permitió a Evans y su equipo observar la galaxia con una claridad sin precedentes. El equipo también utilizó datos de otros telescopios, incluido el Observatorio Keck en Hawái, para confirmar la existencia de la galaxia.
El descubrimiento de la galaxia ESEU-0001 es un hito importante en la investigación del universo temprano y podría ayudar a los astrónomos a comprender mejor cómo se formaron las primeras galaxias después del Big Bang.
El astrónomo acotó que recientemente se publicó un estudio de un disco alrededor de una estrella en formación que se encuentra en una región de formación estelar más grande con una gran cantidad de estrellas masivas.
“Solíamos pensar que, si hubiera todas estas estrellas masivas, habría fuertes campos de radiación ultravioleta, que dispersarían el gas y romperían los enlaces químicos necesarios para la formación de planetas. Pero este equipo de Max Planck en Heidelberg (Alemania) vio que, en uno de estos discos, con ese entorno, había un rico espectro de moléculas, dióxido de carbono, cianuro o incluso agua. Esto es muy interesante, porque creemos que la mayoría de las estrellas se forman en estas regiones y esto significa que puede haber más sistemas de planetas rocosos de los que esperaríamos”, dijo.
El científico también destacó que con Webb, se han podido obtener imágenes del universo profundo, permitiendo tener una óptica de todas las galaxias deformadas de una manera más amplia, y así, alcanzar objetos muy débiles o demasiado lejanos. Con esta técnica se puede captar la luz de las primeras estrellas nacidas tras el Big Bang.
Agencias Internacionales.
