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Autogestión y Resiliencia: Claves descoloniales para la Soberanía Alimentaria

La producción autogestionada en Venezuela representa un modelo de desarrollo económico que se centra en la iniciativa y el control de las comunidades sobre los procesos productivos. Este enfoque busca fomentar una mayor equidad y sostenibilidad, alineándose con los principios de la economía social y solidaria.

En el contexto venezolano, la producción autogestionada ha cobrado relevancia como una respuesta a los desafíos presentados.

Con el impacto de las medidas coercitivas unilaterales, impuestas por el Gobierno estadounidense, muchas comunidades han recurrido a la autogestión para satisfacer sus necesidades básicas, especialmente en el sector alimentario.

Un equipo multidisciplinario de expertos en ciencias sociales del Centro de Estudio de Transformaciones Sociales del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), ejecutan el trabajo de investigación denominado “Producción Autogestionada en Venezuela: Claves Descoloniales Territorializadas para comprender el Continuum Reproductivo/Productivo como eje para la sostenibilidad de la vida centrada en el cuidado”.

Se trata de una línea investigativa que aborda más de 500 registros de experiencias de producción autogestionada en el ámbito alimentario, en las que se analizaron las formas en las que ofrecen resistencia y construyen alternativas económicas, en el marco de los efectos de las medidas coercitivas unilaterales y la pandemia por Covid-19.

Así lo resalta la pionera del proyecto, Eisamar Ochoa, jefa del Laboratorio de Biopolítica y subjefa del Centro de Estudio de Transformaciones Sociales del IVIC, “esta es la tercera fase de un proyecto que inició en los años 2019-2020, con el interés de, de alguna manera, darle continuidad a algunas inquietudes que venían aflorando en el marco de trabajos previos que ya veníamos realizando en el ámbito de la producción autogestionada, con mayor énfasis en el ámbito de la producción de alimentos en el marco de la pandemia, el efecto del bloqueo y la más extendida guerra económica, que ya venía haciendo bastantes estragos”.

La experta destacó que un grupo de especialistas en el área se unió a este proyecto para estudiar la producción autogestionada de alimentos en el marco del complejo contexto de la pandemia sumada a los efectos del bloqueo.

“Nos planteamos realizar un proyecto que finalmente fue financiado por una beca del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) en conjunto con el Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología (Mincyt). En ese momento, hicimos una encuesta virtual donde recogimos 1.121 registros de experiencias autogestionadas, de producción en distintos ámbitos, que estaban desarrollándose a lo largo y ancho del territorio nacional”, dijo.

Precisó que estas experiencias fueron registradas a través de un formulario virtual para “tener alcance lo relacionado con, no solamente un poco de la historia de estas experiencias, sino algunos otros datos, como el tiempo que tenían desarrollando prácticas productivas, las motivaciones que estaban detrás; un poco hasta qué punto esas experiencias efectivamente tributan o no a resolver las necesidades, tanto personales como de las familias, como en las comunidades, y por supuesto todos los efectos que esas experiencias estaban sufriendo por el impacto del bloqueo y la pandemia en ese entonces”.

Ochoa indicó que estos registros proporcionaron información valiosa sobre la historia, el desarrollo de prácticas productivas, las motivaciones detrás de ellas y su contribución a satisfacer las necesidades personales, familiares y comunitarias, así como los impactos del bloqueo y la pandemia.

Asimismo, señaló que en la segunda etapa de la investigación, el equipo examinó aproximadamente 519 experiencias autogestionadas de producción de alimentos con más del 60% ubicadas en áreas urbanas, incluyendo actividades de procesamiento y producción primaria.

“En donde no solamente actividades de procesamiento de alimentos, sino también de producción primaria. Lo que implica, obviamente, sumar otro conjunto de elementos que también logramos ver diferentes transformaciones que se están desarrollando en el contexto de la crisis, en el que hay un gran porcentaje de población que no tenían ningún tipo de relación con actividades productivas”, apuntó.

Del mismo modo, indicó que para la tercera etapa de la investigación, “formamos parte de una red productiva, que es la red de la Feria Conuquera Agroecológica de Caracas, que es una organización que involucra cerca de 40 experiencias productivas que están situadas, por toda la zona metropolitana, Distrito Capital, Miranda, La Guaira, pero que también, tiene enlaces con personas que están en Aragua, Carabobo o la zona centrada”, comentó.

Fortalecimiento de experiencias productivas autogestionadas

Como parte de la tercera fase del proyecto de encadenamiento productivo, el equipo de especialistas ha intensificado su labor de acompañamiento y fortalecimiento de las experiencias productivas autogestionadas vinculadas con la Feria Conuquera Agroecológica de Caracas.

Nairalda Lobos Méndez, investigadora y parte del equipo de trabajo, resaltó que este proyecto, que se centra en la producción de alimentos como café, cacao, plátanos, mangos, frutas, verduras y hortalizas, es fundamental para el desarrollo sostenible de la agricultura urbana y periurbana en la región.

Además, mencionó que el objetivo principal es lograr un encadenamiento productivo que beneficie a las diversas experiencias autogestionadas, creando un sistema integrado que permita no solo procesar, sino también producir alimentos de calidad.

Destacó además que para ello, se ha implementado un diagnóstico exhaustivo de las capacidades de estas unidades de producción, utilizando instrumentos avanzados para medir el pH, la temperatura y la humedad del suelo, factores clave para garantizar la calidad de los cultivos.

“Estamos hablando de personas que producen café, personas que producen cacao, personas que producen plátanos, personas que producen frutas, verduras, hortalizas. Entonces, es importante saber cómo está la calidad del suelo, es importante saber cuáles son las necesidades que están urgidas”, explicó.

Este estudio es un testimonio de la resiliencia y la capacidad de innovación de las comunidades venezolanas frente a adversidades económicas y sanitarias, y destaca la importancia de la autogestión como un modelo sostenible y solidario para el futuro.

Oficina de Gestión Comunicacional del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología / Periodista: Nailet Rojas Garcia.

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