El desarrollo científico-tecnológico va de la mano con la generación una infinidad de objetos, herramientas e insumos que tienen como objetivo potenciar la calidad de vida de los seres humanos dentro y fuera de la Tierra.
La carrera espacial se planteó como una dinámica de demostración de fuerzas entre Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, entre 1955 y 1988.
De esos años a la fecha, solo tres naciones tienen el control de la tecnología espacial: EEUU, Rusia y China. Sin embargo, 86 países intentan alcanzar los mismos niveles de participación en la conquista del espacio, desarrollando sus propios vehículos de lanzamientos o gestando alianzas con las potencias espaciales.
Las maravillas ocultas en el universo son tema de conversación que trascienden los escenarios de la industria. Antes de las grandes agencias espaciales, el estudio de la astronomía estuvo ligada a la cultura egipcia y mesopotámica, preocupadas más por los ciclos de la siembre y el futuro.
En la antigüedad el universo estaba protegido por la falta de desarrollo tecnológico. Hoy en día, la Tierra es orbitada por toneladas de basura espacial, un hecho que debe ser objeto de estudio y de reflexión.
La Agencia Espacial Europea (ESA por sus siglas en inglés) estima que la basura espacial supera los 130 millones de objetos de entre 1 milímetro y 1 centímetro de tamaño.
Estos objetos representan un peligro para los vehículos en órbita, porque se mueven a una velocidad que no puede ser controlada.
Piezas de cohetes, misiones espaciales finalizadas, entre otros componentes son parte de los desechos que flotan en el espacio exterior. Construir una dinámica para controlar los desechos espaciales es tarea pendiente.
¿Qué debemos hacer para controlar la basura espacial?
La ministra para Ciencia y Tecnología de Venezuela, Gabriela Jiménez Ramírez, hizo referencia a esta situación en su red social Twitter.
“En la actualidad, 9.000 toneladas de basura espacial está orbitando alrededor de nuestro planeta. La probabilidad de que estos desechos impacten en la Tierra es casi nula. El problema radica para las nuevas misiones espaciales, debido a que la puesta y el mantenimiento en órbita, se convierten en procedimientos muy complicados”, explica la ministra venezolana.
Menciona la propuesta de la ESA, cuya Oficina de Desechos Espaciales está probando un sistema de desorbitación llamado ADEO, que emplea velas pequeñas para frenar objetos con una masa de hasta 100 kilogramos.
En este sentido, la también vicepresidenta sectorial para Ciencia, Tecnología, Educación y Salud, explicó:
“La vela diseñada por la ESA está compuesta por poliamida recubierta de aluminio y está unida al satélite mediante cuatro botavaras metálicas. En principio, ha sido creada para favorecer la reentrada en la atmósfera para su desintegración de satélites de uno a 100 kilogramos, aunque el tamaño se podría escalar y construir más grande. Hoy la Ciencia aeroespacial es un área de franco crecimiento tecnológico e industrial.”
Existen normas internacionales y directrices sobre el uso sostenible del espacio. El sitio web de la ESA refiere las siguientes:
- Diseñar cohetes y naves que minimicen la cantidad de material que se desprende durante el lanzamiento.
- Evitar explosiones liberando la energía acumulada, mediante la pasivación de las naves una vez finalizada su vida útil.
- Alejar las misiones difuntas de la órbita de los satélites operativos.
- Prevenir las colisiones en el espacio mediante una cuidada selección de las órbitas y efectuando maniobras anticolisión.
Como vemos, la basura que órbita nuestro planeta es un problema que demanda atención de quienes gestionan la industria aeroespacial y de los gobiernos.
Oficina de Gestión Comunicacional del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología / Periodista: Vanessa Gutiérrez.
