El nerviosismo de la profesora en Ciencias Físicas y Matemáticas, Isandra Ángel, por ser entrevistada desapareció al momento de encender la cámara y preguntarle simplemente quién era ella. En un instante conectó con su ser y las dos primeras cosas que nombró fue ser higueroteña (nacida en Higuerote, estado Miranda) y mamá.
Y desde ese halo materno las palabras salieron suaves, livianas, como susurradas, para explicar su labor en los roles de mujer, docente y doctora en Ciencias de la Tierra, Ambiente y el Universo. La conversación fluyó como agua de las cuencas hidrográficas que ha estudiado para conocer, por ejemplo, la causa de las inundaciones en su tierra natal.
En sus primeros años de graduada, hace más de 20 años, ganó experiencia como geoquímico de producción en la investigación en los campos petroleros en donde hurgó en el subsuelo para conocer cómo se movían los fluidos del crudo allá abajo. Esto le permitió plantear esquemas de explotación del recurso, saber en cuál lugar se puede abrir un pozo petrolero, qué profundidad debe tener, las coordenadas exactas para su ubicación, cómo optimizar los yacimientos existentes, entre otros pormenores.
Desde hace ocho años, la profesora Ángel ejerce la docencia en la Universidad Simón Bolívar (USB) como una forma de acompañar esa semilla que cada persona debe buscar dentro de sí mismo, primero para saber lo que quiere y no dejar que ningún obstáculo lo aleje de lo que le apasiona, aunque suene muy “come flor” como le han catalogado algunas veces. Sin dudar, aseguró que la maternidad no impedirá seguir haciendo lo que le gusta porque siente que a cada área hay que darle su espacio hasta que lleguen a acoplarse.
Actualmente, la mayor dedicación profesional de la licenciada en Química en la Universidad Central de Venezuela (UCV) es entender la climatología cuaternaria (paleoclimatología) y proyectar al respecto. En medio de evidencias mundiales de la crísis climática, Ángel quiere estar segura de si estas alteraciones obedecen únicamente a la mano del hombre o se trata más de la evolución propia de la tierra.
“Calentamientos han ocurrido antes de los últimos 200 años. Por eso, siempre es interesante saber exactamente por qué pasó; discutir si se dio de forma natural o fue algo más relacionado con la acción del hombre”, enfatiza con los ojos encendidos de emoción.
Con ese mismo deseo de despejar dudas, desde hace un año es investigadora del Laboratorio de Física Nuclear de la USB, en donde utiliza técnicas nucleares aplicadas al mundo geocientífico. Al interrogarle sobre el significado de conceptos como geocronología con isótopos cosmogénicos, sonríe para asegurar que son términos “muy divertidos”, lo cual denota el enorme gusto y conocimiento relacionado con palabras, de por sí, difíciles de pronunciar (y más de entender) para el ciudadano común.
Con total serenidad, puede hablar de cómo era el clima de hace 80.000 años, tema que estudia a través de análisis de resultados obtenidos con técnicas nucleares que permiten determinar edades y, así, comprender procesos geológicos. Esa calma para tratar temas poco conocidos debe ser la que abre el entendimiento de sus estudiantes y su interés por temas “raros”. “Dependiendo cómo uno lo muestre (el tema), los muchachos se van a interesar, a motivar”, asegura, y, por ello, sus alumnos se mantienen curiosos, preguntan y quieren saber más de las materias que dicta.
“Yo creo que estoy formando a profesionales que, en el futuro, me encantaría que de alguna forma pudieran ayudar a que nuestro país siguiera creciendo. Y, por otro lado, que se interesen en comprender los cambios climáticos que han existido en los últimos tiempos a nivel tropical, porque se conoce mucho cómo ocurre en zonas templadas del norte o del sur pero el trópico ha sido menos estudiado”, anhela la mirandina cuya piel morena resalta más al contrastar con su bata blanca de científica.
Texto: Pierina Quintero / Foto portada: Candi Moncada
