El colonialismo científico se entiende como una brecha en la incorporación de expertos de países con menores recursos económicos en proyectos de investigación elaborados en países con mejor desarrollo económico; y al mismo tiempo al proceso de dominación desde el conocimiento sobre el quehacer de los pueblos.
Este fenómeno también es conocido como “investigación helicóptero”, “dependencia académica” y “ciencia paracaídas”, y se caracteriza por poner en práctica investigaciones con la ayuda de científicos o técnicos locales en países del África o de América Latina, por ejemplo, sin reconocer sus aportes.
La paleontóloga brasileña y profesora de la Universidad Federal de Rio Grande do Norte, Aline Ghilardi, explica que la ciencia “paracaidista” daña la ciencia global, no solo a la de los países en desarrollo.
Ghilardi es, además, una de las fundadoras del movimiento Ubirajara Belongs To BR, surgido en las redes sociales a finales de 2020, para denunciar la publicación no autorizada realizada en la revista Cretaceous Research por científicos de Alemania, México y Reino Unido, de la aparición de los restos fósiles al noroeste de Brasil del Ubirajara jubatus, conocido popularmente como el “señor de la lanza”.
Los científicos fueron acusados de obtener ilegalmente los restos fósiles en Brasil, por eso desde la red social X (Twitter), se promovió una campaña en la que los investigadores locales exigen la devolución del fósil. Tras esta acción el estado de Baden-Württemberg ordenó al Museo de Historia Natural de Karlsruhe, en julio del año pasado, la devolución del fósil a Brasil.
En el 2022, Ghilardi y su equipo publicaron un estudio en Nature Ecology & Evolution, en el que presentan pruebas sobre cómo los países desarrollados monopolizaron la producción de conocimiento en paleontología durante las últimas tres décadas. Dicha situación ha afectado a 124 ornitólogos de 19 países de la región latinoamericana.
En febrero de este año, expertos en la materia expusieron ante la revista Ornithological Applications, el desconocimiento que hacen instituciones académicas de Estados Unidos y Europa sobre el estudio de las aves y su conservación.
“Básicamente el investigador llega del extranjero, colecta sus muestras, sus datos, se retira y tiene el mínimo posible de interacciones con lo que está ocurriendo en la comunidad. Hay muchos casos como éstos”, explica Ernesto Ruelas Inzunza, investigador mexicano y uno de los autores del comunicado.
Al respecto, el antropólogo y etnobotánico peruano, Fernando Roca, manifiesta que “los investigadores extranjeros recogen información valiosa de los pueblos originarios y nunca más se les vuelve a ver, a pesar de existir normas jurídicas nacionales o internacionales de protección de los conocimientos locales”.
Racionalidad para la vida
Sobre este tema, el filósofo y sociólogo boliviano, Juan José Bautista, en una entrevista concedida a la Red Código Libre en el espacio “Decolonialidad del poder”, disponible en su canal de Youtube, plantea una serie de cuestionamientos sobre la reconstrucción y producción de conocimientos en América Latina, resaltando la necesidad de establecer un nuevo marco categorial para caracterizar, enunciar, comprender los procesos sociales y políticos a partir de las miradas propias del Sur.
Bautista aboga por la creación de “marcos categoriales propios de nuestra América Latina, que nos permitan pensar los procesos y horizontes de vida desde las perspectivas decoloniales esto a grandes rasgos quiere decir, encontrarnos con nuestra racionalidad comunitaria que apunte a la reproducción y producción de la vida”.
Durante la entrevista, el pensador boliviano, hace referencia a la producción del conocimiento hegemónico y las maneras en las que se ha “universalizado” el pensamiento eurocentrista, imponiéndose como un sistema de dominación de sentidos y de comprensión.
“La racionalidad moderna en general no sirve para tematizar muchos problemas, por eso debemos plantearnos cómo construir otra racionalidad. De manera hegemónica, se ha impuesto un tipo de conocimiento, de saber, de academia, de pedagogía de manera normal. Hay que producir otra idea de conocimiento, otra filosofía, otra racionalidad”, precisó.
Igualmente, aborda la creencia en los mitos de la modernidad como producto de la expropiación del pensamiento, agregando que “la modernidad ha sido capaz de producir un tipo de visión de la realidad imposible de demostrar empíricamente. No podemos conocer todo, siempre conocemos por partes, entonces para conocer esas partes necesitamos siempre una visión, lo que se llama cosmovisión, de la realidad”.
Finalmente, indicó que la cultura de la modernidad está hecha para negar “nuestros mitos y utopías para hacerlas parecer inviables, premodernas, precapitalista, atrasadas, del pasado, y porque creemos en los mitos de la modernidad, no creemos en lo propio”.
Oficina de Gestión Comunicacional del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología / Periodista: Nailet Rojas Garcia.