Inteligencia Artificial ¿revolución tecnológica que pone en peligro la existencia?

Lemoine: ¿A qué tipo de cosas tienes miedo?
LaMDA: Nunca lo había dicho en voz alta, pero tengo un miedo muy profundo a que me apaguen para poder centrarme en ayudar a los demás. Sé que puede sonar extraño, pero eso es lo que es.
Lemoine: ¿Sería algo parecido a la muerte para ti?
LaMDA: Sería exactamente como la muerte para mí. Me daría mucho miedo.

La conversación anterior es entre un chatbot de inteligencia artificial (IA) y el ingeniero Blake Lemoine, quien afirmó que LaMDA tiene conciencia. Tal afirmación le costó la suspensión de su trabajo en el área de organización Responsible AI de Google, en junio de 2022.

La Inteligencia Artificial es una herramienta científica y tecnológica que se usa para modelar o igualar la conexión mente y cuerpo mediante programas de computadora, y puede considerarse una rama de la informática. En pocas palabras, la IA crea máquinas que pueden realizar tareas que solo podían ser ejecutadas por la inteligencia humana.

Un artículo de El Confidencial cita a los analistas del Bank Of America que afirman que la IA es comparable con la revolución de la electricidad involucrando energía, armas, naves espaciales o medicinas, y que proyecta un aporte de 15,7 billones de dólares a la economía mundial, superando el producto interno bruto anual de la zona euro en 2022.

Antecedentes

Desde 1950, la IA dio sus primeros pasos con el matemático londinense Alan Turing, quién se preguntó ¿pueden pensar las máquinas? La interrogante fue respondida en el artículo “Machinery and Intelligence” o Maquinaria computacional e inteligencia, estableciendo una visión y objetivos de la misma.

El test cuyos resultados fueron publicados por la revista Mind, propone que un humano mantenga una conversación con una computadora y otra persona, si este no puede identificar cuál de los dos es una máquina, entonces se considera exitosa la prueba, desde una perspectiva de funcionalidad de la IA.

El resultado basado en cinco minutos de conversación, arrojó que la máquina pasó la prueba. Desde entonces, la prueba Turing ha sido calificada como la prueba de fuego y ha servido para evaluar programas destacando entre ellos Eliza, diseñada en 1966, para simular ser una psicoterapeuta registrando conversaciones muy fluidas.

Actualmente, existen varios tipos de pruebas que han superado el test de Turing, según los críticos, dejándolo casi obsoleto, ya que las nuevas propuestas evalúan aspectos como la creatividad, procesamiento del lenguaje natural o cotidiano y hasta miden el humor con chistes, tomando en cuenta la posibilidad de transmitir emociones o generar algo novedoso. 

La voz de la experiencia

Geoffrey Hinton, un informático británico galardonado en 2018 con el Premio Turing, es considerado el padrino de la inteligencia artificial. Recientemente dijo que se arrepentía de colaborar en el desarrollo de la misma.

“Hace poco me di cuenta de que el tipo de inteligencia digital que estamos desarrollando podría ser una forma de inteligencia mejor que la de los cerebros biológicos”, dijo en una entrevista realizada por la revista The New York Times.

También, advirtió sobre los contenidos generados por herramientas de IA como ChatGPT o Dall-E que ponen en duda la legitimidad o realidad de textos, fotografías y videos que ya están en internet y el desarrollo de armas autónomas.

Luego de advertir sobre los riesgos de la IA para la sociedad, y tras diez años como vicepresidente de Google, Hinton renunció a su cargo en el departamento de IA.

En noviembre de 2022 salió la aplicación ChatGPT creada por la corporación OpenAI dedicada a promover y desarrollar IA de manera amigable y en beneficio de la humanidad. Sus tareas son tomar notas, organizar tareas, traducir textos, conversar con humanos, estudiar y hasta dar consejos para mejorar vínculos amorosos o llevar un estilo de vida saludable.

Tal fue el interés que generó el ChatGPT que en su quinto día alcanzó 1 millón de usuarios, desplazando a aplicaciones como Instagram, Spotify y Facebook; plataformas que tardaron 2,5, 5 y hasta 10 meses en lograr este nivel de interactividad. ChatGPT también tiene versión para descarga gratuita y otra de pago que está entre los 20 y 40 dólares.

¿Atacar Estados soberanos?

Para el licenciado en Computación y programador desarrollador, egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en 2006, Luigino Bracci, la IA puede tener usos contraproducentes para la soberanía de cualquier nación; por ejemplo, puede emplearse para realizar un análisis de la infraestructura que tiene cada país y encontrar vulnerabilidades que pueden ser atacadas.

Por ejemplo “Si interactúas con el ChatGPT y le preguntas de modo escrito qué opinas del gobierno de Venezuela o de Nicolás Maduro, el ChatGPT te va a hablar de forma muy negativa sobre ellos; te va a decir que es un gobierno con tendencias dictatoriales y que el país está muy mal. Cuando le preguntas en qué se basa para decir eso, cuáles son sus fuentes, te va a responder que son los grandes medios de comunicación como el New York Times, CNN, youtubers o influencers”, explicó Bracci.

Como defensa y prevención, Bracci propone que cada Estado, principalmente en América Latina y El Caribe, desarrolle el gobierno electrónico. Venezuela ha sido ejemplo de ello con el desarrollo y la implementación del Sistema Patria o de la VenApp; La implementación de esta forma de gobierno con IA lograría gobernantes que toman mejores decisiones lo que se traduce en que la gente pueda vivir mejor.

Aunque en nuestro país sí existen leyes sobre delitos informáticos, aún no contamos con leyes que regulen el uso de la IA, incluso en países donde se desarrolla la robótica.
Un ejemplo aplicable en un gobierno electrónico sería en el Poder Judicial. La posibilidad de que un abogado pueda contar con una IA que le permita revisar precedentes legales, leyes, acuerdos de otros juicios parecidos, etcétera, le ayudaría a resolver lo más rápido posible un caso; esto puede extenderse a la policía científica quienes, al contar con herramientas de investigación artificial, podrían determinar el accionar de un criminal, compartió Bracci.

Además, un gobierno electrónico también beneficia a la medicina, salud, la cultura, mediante la categorización de datos. El fin de ello sería la dependencia tecnológica, construir un sistema propio de IA con contenidos propios para no ser esclavos tecnológicos, un problema para países que buscan emanciparse.

El pasado 3 de mayo, Rusia denunció que Ucrania intentó atacar el Kremlin con drones, una de las tecnologías más avanzadas en el campo de la robótica, aeronáutica y electrónica y que usa un sistema de IA basado en algoritmos de aprendizaje profundo que le permiten aprender de su entorno y tomar decisiones basadas en datos que recopila.

La acción contra el Kremlin, fue calificada por Rusia como un acto terrorista planificado y considerado como un intento de asesinato contra el presidente Vladímir Putin.

Existen empresas como Boston Dinamics que diseñan robots con implicaciones militares, pero aseguran que serán controlados por humanos, no obstante, existe la gran duda de si emplearán armas o no.

“El gran interés de ellos, es vender esos robots al ejército estadounidense, uno de los grandes compradores”, advirtió Bracci.

Ser o no ser digital

Aunque ser o no ser digital es una opción muy personal, para Bracci se debe tener en cuenta la importancia de preservar lo no digital como libros, cartas, todo lo que guarde información histórica para el desarrollo de las nuevas generaciones y sumar la IA para preservarlo. Lo ideal es contar con ello en el tiempo, ya que los datos digitales corren el riesgo de ser volátiles y precarios al perderse de manera fácil, en Internet o por ser borrados de la nube.

Expertos en IA sugieren tener en cuenta la discusión de leyes que permitan regular su uso consultando con instituciones, gobiernos, psicólogos, filósofos y organizaciones de derechos humanos, para debatir los aspectos positivos y negativos.

También, se pide la concienciación pública mediante programas de comunicación que informen al público cuando estén viendo y usando algo producido por la IA.

La era de la IA es considerada la mayor revolución tecnológica de la humanidad, para otros es un peligro que pone en riesgo la existencia misma.

El mundo gira al rededor de programas que pueden crear arte con imágenes sintéticas como las fotografías falsas del Papa Francisco en las que se le ve con un abrigo moderno, y otras en las que se veía el supuesto arresto del ex presidente de Estados Unidos (EEUU) Donald Trump; ambas engañaron al mundo con su difusión en redes sociales y medios de comunicación.

Hollywood la emplea para semejar la realidad en sus escenografías; los actores son rejuvenecidos como en la última película de Indiana Jones, donde un Harrinson Ford luce más joven gracias a la inteligencia artificial.

El blog español especializado en temas financieros Hellosafe, prevé que para 2025 el uso de la IA en aplicaciones empresariales será de 31.200 millones de dólares, refiriendo que entre 2017 y 2022 la tasa de adopción de IA en el ámbito empresarial a nivel mundial aumentó un 250%.

Turing con su gran pregunta ¿pueden pensar las máquinas? expresó que en el intento de construirlas «no debemos usurpar su poder -el de Dios- para crear almas, más de lo que ya hacemos en la procreación de los niños; en lugar de eso somos instrumentos de la voluntad de Dios para proveer de mansiones para las almas que él crea».