Los alimentos ultraprocesados están al alcance de buena parte de la población mundial. Niños, niñas, jóvenes y adultos son sometidos inconscientemente a una dieta baja en nutrientes y rica en grasas saturadas, azucares y harinas, que ponen en riesgo la vida.
La vicepresidenta sectorial de Ciencia, Tecnología y Salud, Gabriela Jiménez Ramírez, abordó esta problemática haciendo alusión a los estudios más recientes que han demostrado el impacto del alto consumo de estos productos para la salud, especialmente sus afectaciones al cerebro y la salud mental.
“Estamos expuestos a un ritmo de vida cada vez más frenético, que tiene impacto directo con las formas de alimentación, relaciones humanas, el trabajo impuesto por el modelo de consumo del capitalismo”, expuso la vicepresidenta sectorial.
La también ministra del Poder Popular para Ciencia y Tecnología mencionó el trabajo de Janis Jibrin titulado “Alimentos ultraprocesados: peligros para el cerebro y la salud mental”, publicado en la revista National Geographic, quien hace un repaso interesante respecto de las investigaciones, entre ellos la Escala de Adicción a la Comida de Yale, que establece: “los alimentos suelen ser hiperpalatables, entre el 14% y el 20% de los adultos y entre el 12% y el 15% de los niños y adolescentes son adictos a la comida”.
El artículo estipula que el abandono de alimentos saludables, como las frutas y verduras, genera la pérdida de «fitonutrientes que son fundamentales para la buena salud del cerebro, por sus condiciones antioxidantes y antiinflamatorias».
Asimismo, en febrero de 2023, The BMJ (Asociación Médica Británica) evaluó el impacto de los ultraprocesados, con una investigación que incluyó 45 análisis agrupados distintos, a más de 9 millones 800 mil personas. Al respecto, se estableció que el consumo de UPF generó “mayor riesgo de muertes por enfermedades cardiacas/diabetes de tipo 2, obesidad, ansiedad, depresión, problemas para dormir y entre otros”.
En tanto, la revista Nutrients, en 2022, estableció que el riesgo a la depresión se incrementa en 44% y la ansiedad en 48%, siguiendo una dieta de este tipo. En tanto, el riesgo cognitivo se ubica en 28%, “solo con ingerir el 20% de las calorías procedentes de estos alimentos”, según una investigación realizada en Brasil.
Aportes desde la Alianza Científico – Campesina
En este sentido, la también ministra del Poder Popular para Ciencia y Tecnología, Gabriela Jiménez Ramírez, expuso que en Venezuela se trabaja de la mano con la Alianza Científico-Campesina para transformar el modelo productivo nacional, para garantizar una alimentación sana y soberana.
“Conocer estos datos son esenciales, para educarnos nutricionalmente, así como para el desarrollo de políticas que garanticen la salud integral. Pasos importantes con la Alianza Científico-Campesina, trabajando mano a mano entre el Gobierno Bolivariano, el INN, el sector campesino, productoras, científicos e investigadores, quienes buscan soluciones y promueven la soberanía alimentaria, adaptada a las necesidades del pueblo, potenciando una alimentación rica en nutrientes y alejada de los ultraprocesados”.
Explicó que esta alianza fue creada por el presidente Nicolás Maduro Moros, “está en 22 estados del país y ha establecido núcleos semilleristas para la producción de papa, batata, maíz, fresa, caraota, ñame, entre otros rubros esenciales”.
Finalmente, la vicepresidenta sectorial invitó a seguir avanzando en la agenda decolonial “que también pasa por la alimentación, una lucha que nos ha permitido superar incluso los intentos de dominación y desabastecimiento de productos, que enfrentó el país en los años 2017 y 2018, desde la resiliencia y la determinación de los campesinos y campesinas”.
Oficina de Gestión Comunicacional del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología / Periodista: Vanessa Gutiérrez.