En el mundo digital en el que se vive, con esas grandes dosis de información y sus numerosos emisores, surge la capacidad de atención como un recurso escaso. Y es que la economía de la atención hace referencia a la limitada competencia de las personas para captar información, de ahí que haya que filtrarla para procesarla y captarla.
La atención ha sido considerada de dos maneras distintas, aunque relacionadas. Por un lado se ha considerado un aspecto de la percepción, cuya función es actuar como filtro de los estímulos ambientales, decidiendo cuáles son los más relevantes, dándoles prioridad por medio de la concentración, y por el otro, se le ha concebido como el mecanismo que controla y regula los procesos cognitivos.
Según refiere el portal web Ethic lo importante es lograr que la persona preste atención al mensaje, “la ciudadanía vive rodeada de estímulos, atrapada por una sucesión de pantallas que la requiere y la bombardea con toda clase de información. Mientras más acceso a la información se tenga menor es la capacidad de atención”.
De acuerdo con Tim Wu, un académico experto en industrias de medios y de tecnología, y especializado en leyes antimonopolio, derechos de autor y telecomunicaciones, en su ensayo denominado Comerciantes de atención expone que “las distracciones han acaparado cada vez más horas de nuestras vidas a cambio de nuevas ventajas por medio de un gran acuerdo que ha transformado nuestra rutina”.
Del mismo modo, Wu agrega que estas distracciones pasan al potencial de la propaganda bélica para embelesar a las masas y culmina con el bombardeo actual de información en el que el valor está en destacar un mensaje. “Aunque el comercio de la atención consistiese al principio en operaciones primitivas e individuales, el juego de cosechar la atención humana y de revendérsela a los anunciantes se ha convertido en una parte fundamental de nuestra economía”.
En esta nueva era, de los contenidos breves, de los titulares y del leer entre líneas, la atención se ha convertido en un bien muy preciado por lo escaso, “hay una avalancha de información son millones de fuentes posibles que agrupan a las que había antes como los medios de comunicación. Ahora lo que es escaso no es la información, sino la atención”, así lo afirma Rosalía Lloret, profesora de la escuela de negocios The Valley.
La capacidad de atención como función cognitiva permite enfocar de manera activa o pasiva, voluntaria o involuntaria, el interés y la consciencia de la persona hacia un estímulo o acontecimiento, sea interno o externo, precede a la percepción y a la acción y realiza una selección entre todos los estímulos perceptivos presentes en un momento concreto.
Álvaro Martínez, responsable de la estrategia de redes sociales de revistas de Prensa Ibérica, explica que la atención incluso puede simultanearse, “es el fenómeno de la doble pantalla: en el prime-time, un consumidor, además de estar frente al televisor, con mucha probabilidad estará también pendiente de las redes sociales en la pantalla de su teléfono. Usamos esas horas para programar los contenidos más potentes de nuestras publicaciones”.
Para la psicóloga Sara Clemente, los expertos en captar nuestra atención en un mundo dominado por pantallas no son solo creativos o programadores, “el comportamiento de las personas depende de tres factores generales: su inteligencia, su temperamento y su motivación, que las lleva a hacer ciertas cosas y a descartar hacer otras. Los psicólogos publicitarios estudian como los consumidores emplean su inteligencia, como les influye su temperamento y en que medida están motivados para actuar”.
Oficina de Gestión Comunicacional del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología / Periodista: Nailet Rojas Garcia.
