En Kibale, parque Nacional de Uganda, las enfermedades respiratorias son la principal causa de muerte de los chimpancés, desde hace más de 30 años.
La misma situación se reporta con las especies que habitan en el Parque Nacional de Taï, en Costa de Marfil, el Parque Nacional de las Montañas Mahale, en Tanzania, o la delicada población de gorilas de montaña de Virunga, en Ruanda.
En 2018, una revisión bibliográfica documentó 33 casos probables o confirmados de transmisión de patógenos de seres humanos a grandes simios, refiere El País.
La destrucción de hábitat hace que los humanos estén cada vez más cerca de la vida salvaje, afectándola también con sus microorganismos.
Hace unos años se descubrió que hay chimpancés salvajes con bacterias resistentes a los antibióticos. Por ejemplo, un estudio publicado en 2021, encontró que, en el Parque Nacional de Gombe, en Tanzania, los simios tienen bacterias resistentes a las sulfonamidas, un tipo de antibióticos que utilizan las comunidades humanas de la región para tratar la diarrea.
En otro caso, la necropsia determinó la causa de la muerte de Stella, un chimpancé de Uganda que se le diagnosticó neumonía, tiempo después, los resultados revelaron que la causa había sido un virus humano denominado metapneumovirus.
Las enfermedades de los primates no eran consideradas una amenaza grave para su conservación. Al inicio del milenio, la comunidad científica ponía el foco principalmente en la pérdida de hábitat y en la caza, que siguen siendo problemas muy graves para los primates.
La transmisión de patógenos de los humanos a los animales, conocida como zoonosis inversa, se considera, actualmente, una de las amenazas más importantes para los primates.
Al ser tan parecidos a los seres humanos, este es un grupo especialmente vulnerable, por lo que se hace urgente mayores acciones para su protección y preservación.
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