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Neurocientíficos alertan sobre daños causados por dispositivos digitales en niños y jóvenes

En el mundo es cada vez más frecuente el uso excesivo de las tecnologías para la distracción de niños, niñas y jóvenes, muchas veces sin ser conscientes del impacto que tiene en el desarrollo de las capacidades neuronales, la comunicación y del aprendizaje a corto y largo plazo.

Así lo demuestra la investigación realizada por Michel Dermurget, prestigioso neurocientífico francés y director de investigaciones del Instituto Nacional de la Salud y de la Investigación Médica (Inserm), autor del libro “La fábrica de cretinos digitales”.

Durante cinco años, Dermurget, estudió los efectos negativos de la televisión, los videojuegos, las redes sociales y las herramientas móviles en el cerebro de lo que llama “los nativos digitales”.

En una entrevista efectuada por la BBC, el neurocientífico expresó que: “Estas herramientas dañan el cerebro, deterioran el sueño, interfieren con el lenguaje y el éxito académico, perjudican la concentración, aumentan el riesgo de obesidad y mucho más”.

Con su estudió determinó que los niños y niñas de 2 años son expuestos por 3 horas diarias a estas tecnologías; la exposición se incremente a cinco horas diarias a los 8 años y a más de siete horas para los jóvenes.

“Esto significa que, durante el lapso de la niñez, que va de los 2 a los 18 años, que es el período más fundamental del desarrollo humano, nuestra descendencia derrocha en sus pantallas recreativas el equivalente a cerca de 30 años escolares”, explica el investigador francés.

Asimismo, expuso que se generan cambios emocionales que impactan en el comportamiento de los seres humanos, evidenciando niveles de mayor ansiedad, violencia, insomnio, exceso de sedentarismo, falta de concentración para actividades diarias y de importancia como los estudios, etc.

Considera que esta situación está potenciando el quiebre de los vínculos intrafamiliares y promoviendo seres humanos incapaces de conectar emocionalmente con su entorno.

Por ese motivo, expresó se debe tener compresión sobre la salud del cerebro humano, pues “no es un órgano inmutable. Es una promesa por construir. Esto significa que nuestras capacidades intelectuales, emocionales, sociales y sensoriomotoras no son innatas, deben ser desarrolladas. Y la infancia y la adolescencia son los dos períodos ‘sensibles’ de este desarrollo”.

Exhortó a los padres y representantes a supervisar el tiempo que pasan niños y jóvenes sentados frente al televisor, la internet, los videojuegos, etc, con el fin de preservar su salud mental y garantizar su bienestar.

“Antes de los 6 años, lo ideal es realmente cero. De hecho, cuanto antes se exponen los niños, peores son los impactos y mayor es el riesgo de un consumo excesivo posterior. Después de 6 años, si el contenido es adecuado y si se respeta el sueño, los estudios no muestran impacto negativo por el uso de pantallas por hasta por 30 minutos al día (60 minutos si se es optimista)”, manifestó.

Recomendó a los adultos adoptar normas de uso de las pantallas recreativas. Y especificó que las mismas no deben usarse antes de ir a la escuela o antes de ir a dormir; tampoco cuando estén personas interactuando como familia o amigos e incluso durante el cumplimiento de sus deberes.
Michel Dermurget comentó que los padres, representantes, maestros y demás actores de la sociedad deben generar mecanismos de comunicación con niños, niñas y jóvenes a fin de explicar el daño que causan estas herramientas cuando se usan sin control.

“A los niños hay que explicarles que estas herramientas mal usadas dañan el cerebro, deterioran el sueño, afectan el éxito académico, perjudican la concentración, aumentan el riesgo de
obesidad y más”.

Al mismo tiempo, el neurocientífico francés cuestionó que este tipo de temas no sean más frecuentes en los medios de comunicación, entendiendo que se trata de un problema de salud pública.

“Todos los estudios científicos demuestran que nos enfrentamos a un problema de salud pública fundamental. Sin embargo, en contraste con esta realidad inquietante, el discurso masivo en los medios sigue siendo tranquilizador, por no decir entusiasta, a la hora de vender no sé qué pseudovirtudes de los videojuegos más violentos”.

Aseguró que, aunque el desarrollo tecnológico es importante también lo es la protección de los más pequeños, y puntualizó que mientras los niños, niñas y jóvenes experimentan estos daños en su desarrollo, la industria digital obtiene grandes beneficios.

“Los beneficios anuales del sector ascienden a miles de millones de euros. Y la historia reciente nos ha enseñado que nuestros amigos industriales no renuncian fácilmente a sus ganancias, incluso cuando las ganancias provienen de la salud del consumidor”.

Finalmente, recomendó a mirar el mundo más allá de lo digital, a potenciar las relaciones humanas, a sentir la naturaleza y a nutrirse de las experiencias que nos regala el ser humanos.

La educación es motor fundamental para el desarrollo humano

La misma posición tiene el neurocientífico cognitivo francés, Stanislas Dehaene, con más de 35 años, estudiando el cerebro humano, quien advierte en su más reciente libro titulado “Con ustedes…¡nuestro cerebro!”, que los padres ponen en riesgo la educación de sus hijos al suplantar la interacción personal por pantallas.

“Cuando la gente discute el peligro de los teléfonos móviles, hablan como si las pantallas fuesen problemáticas para los niños. Pero los que tienen problemas con las pantallas son los padres, porque les apartan de la interacción con sus hijos”, precisó el neurocientífico en una entrevista para el diario El País, de España.

Agrega que los niños tienen habilidades sofisticadas en el lenguaje, pues adquieren entre 10 y 20 palabras diarias, incluso más rápido que una computadora actual y mejor que la inteligencia artificial.

Misma situación se da con las matemáticas, donde los pequeños manifiestas habilidades para los números desde muy temprana edad, y aprenden a integrar números con espacio.

El también presidente del Consejo Científico para la Educación en Francia, citó un estudio con niños de cinco o seis años en el que se demuestra que la cantidad de diálogos a los que son expuestos, tiene un gran impacto directo en la activación de las principales áreas del lenguaje en el cerebro.

“El principal mensaje es que puedes producir un gran impacto educativo en tus hijos antes incluso de que lleguen a la escuela, enriqueciendo su entorno y preparándolos para la adquisición del lenguaje, pero también de las habilidades matemáticas, teniendo juegos simples o rompecabezas en casa”, recomendó.

Recientemente, otro estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Sendai, en Japón, aplicado a más de 7.000 mil bebés y sus madres, reveló que la exposición continua de estos a una pantalla electrónica retrasa el desarrollo de sus habilidades para la comunicación.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS), aconsejó en 2019 evitar exponer por completo a los menores de un año de edad, a la televisión, juegos de vídeo, teléfonos móviles y tabletas.

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