Según un artículo publicado por la revista científica Nature, el cerebro y el cuerpo se encuentran más relacionados de lo que hasta ahora se pensaba.
La publicación señala que durante 20 años distintos científicos se han hecho la pregunta de cuán involucrado se encuentra el cerebro del cuerpo en términos médicos.
Los expertos revelan que “la interconexión del cerebro y el cuerpo tiene implicaciones tentadoras para nuestra capacidad de entender y tratar enfermedades”.
Explican que recientes estudios apuntan la posible relación de “una serie de trastornos que una vez se pensó que no tiene nada que ver con el cerebro y están, de hecho, estrechamente acoplados a la actividad del sistema nervioso”.
Asimismo, apunta que “la lista de condiciones cerebrales que se han asociado con cambios en otras partes del cuerpo es larga y está creciendo. Los cambios en la composición de los microorganismos residentes en el intesto, por ejemplo, se han relacionado con trastornos como la enfermedad de Parkinson y la enfermedad de la neurona motora”, plantea la investigación.
El artículo menciona que estos hallazgos tienen implicaciones importantes tanto para la ciencia como para la atención médica.
“Estos hallazgos y otros marcan un cambio radical en nuestra visión del sistema nervioso, y los neurocientíficos todavía están empezando a explorar sus impactos”, refiere.
El análisis también destaca que “para realmente llegar a un acuerdo sobre cómo el cerebro y el cuerpo están enredados, los investigadores en una gama de campos tendrán que trabajar juntos más de cerca”.
Afirma que ahora el objetivo es estudiar la interacción entre el cerebro y el cuerpo en los seres humanos, mediante métodos para acceder a la función cerebral.
Resaltan que de dar resultados positivos, estos hallazgos podrían ayudar al tratamiento de enfermedades neurológicas mediante otras partes del cuerpo.
“Si algunas condiciones cerebrales comienzan fuera del cerebro, entonces tal vez las terapias para ellos también podrían llegar desde fuera. Los tratamientos que surtan efecto a través del sistema digestivo, el corazón u otros órganos, por ejemplo, serían mucho más fáciles de administrar y menos invasivos que aquellos que deben cruzar la barrera del cerebro”, concluyen los investigadores.
Oficina de Gestión Comunicacional del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología / Periodista: Sheila Bravo
