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Los telómeros: la clave para entender el envejecimiento acelerado por las infecciones

Un artículo, publicado en el portal web The Conversation, plantea que la edad biológica puede ser mucho mayor que la natural en personas que han registrado múltiples infecciones víricas o que padecen una infección crónica.

El trabajo fue realizado por las investigadoras Raquel Behar lagares, Amanda Fernández Rodríguez y María Jiménez Sousa, del Centro Nacional de Microbiología de España.

La investigación establece que para mantener estable las estructuras de ADN, “los cromosomas necesitan unas estructuras en sus extremos que funcionan a modo de cascos protectores, denominados telómeros”.

Precisamente, estos telómeros impiden que los cromosomas se rompan o se dañen, ya que son más débiles en los extremos.

Asimismo, el artículo indica que las células del organismo se van renovando mediante sucesivas divisiones. A partir de una sola célula, se forman dos células hijas idénticas y cada división conlleva un pequeño desgaste de los telómeros, que se van haciendo más pequeños, por lo que no pueden ejercer su función protectora y el cromosoma comienza a deshilacharse perdiendo su estructura.

En ese sentido, las investigadoras especifican que los telómeros actúan como relojes celulares capaces de medir cuántas veces puede dividirse una célula.

«Lo normal es que las personas de más edad tengan los telómeros más desgastados que los más jóvenes. Sin embargo, los telómeros no solo se acortan debido a la edad, sino que también influyen otros factores como la etnia, el sexo, el estrés, la dieta y la exposición a determinadas enfermedades», explican.

Infecciones y telómeros

Las científicas españolas exponen que cuando las células del sistema inmune se encuentran en contacto con un microorganismo dañino, se lleva a cabo un proceso de división y expansión masiva hasta formar una población numerosa suficiente para destruir al invasor.

“Quiere decir que cada proceso infectivo da lugar a un ciclo de divisiones masivas de células inmunes, con el consiguiente desgaste de sus telómeros y el aumento de la probabilidad de entrar antes en lo que se conoce como estado de inmunosenescencia, es decir, un sistema inmune envejecido”, indican.

Finalmente, subrayan que, con el acortamiento de telómeros y el envejecimiento del sistema inmune, las células pierden su capacidad de defensa contra las infecciones, por lo que existe un mayor riesgo de padecer enfermedades.

«Las consecuencias del envejecimiento inmunológico son múltiples: se ha relacionado con una mayor susceptibilidad a infecciones respiratorias, urinarias, endocarditis infecciosa (infección del endocardio, membrana que recubre las cámaras del corazón) y septicemia (presencia de bacterias en la sangre), además de cáncer, alzhéimer y enfermedades autoinmunes», puntualizan.

Con información de The Conversation.

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