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Todo es evolución: Células artificiales verifican que «la vida se abre camino»

En el año 2016, un grupo de científicos del Instituto J. Craig Venter desarrolló el proyecto denominado Genoma Mínimo con la creación de un laboratorio para la creación de una bacteria con 473 genes, el genoma más pequeño de mundo.

Según el portal web Dciencia, el proyecto fue dirigido por Clyde Hutchison III y su objetivo “ha sido lograr fabricar en un laboratorio una forma de vida sintética con el menor número de genes posible”. Es decir, recortaron un genoma bacteriano al mínimo necesario para la vida para sintetizar lo que llamaron un «genoma mínimo».

“La célula sintetizada, llamada formalmente JCVI Syn3.0 (o Syn3.0) que cuenta con 473 genes y 531 000 bases de ADN”, conforme reza la publicación.

En la actualidad, el concepto de ‘célula mínima’ es fundamental en biología sintética. Un reciente estudio de un grupo de científicos de la Universidad de Indiana, publicado en la revista Nature, describió cómo ese genoma mínimo evolucionó durante 2000 generaciones en comparación con el genoma no mínimo.

Con su trabajo, Jay T. Lennon, profesor del Departamento de Biología de la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Indiana Bloomington, ha estado estudiando una célula mínima construida sintéticamente a la que se ha despojado de todos sus genes excepto los esenciales.

Con su equipo de investigación, Lennon, descubrió que “la célula aerodinámica puede evolucionar con la misma rapidez que una célula normal, lo que demuestra la capacidad de adaptación de los organismos, incluso con un genoma antinatural que aparentemente ofrece poca flexibilidad”, apunta el investigador.

“Parece que hay algo en la vida que es realmente robusto. Podemos simplificarla hasta reducirla a lo esencial, pero eso no impide que la evolución siga trabajando”, señala Lennon.

Para su estudio, los científicos utilizaron el organismo sintético ‘Mycoplasma mycoides JCVI-syn3B’, una versión minimizada de la bacteria ‘M. mycoides’ que suele encontrarse en los intestinos de cabras y animales similares.

De acuerdo con los autores, “la ‘M. mycoides JCVI-syn3B’ tiene una tasa de mutación excepcionalmente alta. En el laboratorio la dejamos evolucionar libremente durante 300 días, lo que equivale a 2.000 generaciones bacterianas o a unos 40.000 años de evolución humana”, determinando que “el genoma sufre eventos mutacionales generación tras generación tanto como el genoma no mínimo”, incluso cuando se reduce un genoma bacteriano a su mínimo absoluto donde cada nucleótido importa.

Los expertos identificaron la mutación clave que resultó en la evolución del tamaño celular, determinando que la mutación que ayudó a que las células no mínimas crecieran es la misma que ayudó a que las células mínimas se mantuvieran más pequeñas.

“Comprobamos que la versión no mínima de la bacteria superaba fácilmente a la versión mínima no evolucionada. Sin embargo, la bacteria mínima que había evolucionado durante 300 días lo hizo mucho mejor, recuperando efectivamente toda la aptitud que había perdido debido a la racionalización del genoma”, apuntó Lennon.

Paradójicamente, la conclusión del estudio es una afirmación en la famosa película de aventuras “Jurassic Park” para afirmar que, independientemente de las circunstancias, la vida siempre nace y se abre paso.

 

Oficina de Gestión Comunicacional del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología / Periodista: Nailet Rojas Garcia

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