El mundo avanza en función del desarrollo de las tecnologías. El ritmo es tan acelerado que las brechas entre las generaciones y el manejo de las herramientas que salen al mercado se amplían cada vez más. Sumado a esta realidad, está el uso irracional y excesivo que, principalmente, los jóvenes hacen de las tecnologías.
En este sentido, el manejo de Tecnologías, Información y Comunicación (TIC) debe ser parte de un proceso educativo y psicosocial, pues son herramientas potentes cuyo uso debe estar mejor direccionado para atender la salud mental de quienes las utilizan, así lo manifestó la ministra de Ciencia y Tecnología, Gabriela Jiménez Ramírez, en su cuenta en Twitter.
El uso racional de las TIC debe ser parte de un proceso educativo y psicosocial, son herramientas potentes cuyo uso debe estar direccionado.
— Gabriela Jiménez (@Gabrielasjr) June 12, 2023
Las plataformas pueden facilitar la interacción y la comunicación, la educación, el comercio, entre otros, pero también crear falsas… https://t.co/S4ojDc2JgK
La ministra hizo referencia al artículo publicado por El País de España titulado “La epidemia de mala salud mental que crece entre las adolescentes: Las redes sociales me quitaron calidad de vida”, donde relatan experiencias de jóvenes en estas plataformas.
“Las plataformas pueden facilitar la interacción y la comunicación, la educación, el comercio, entre otros, pero también crear falsas expectativas y potenciar la desconfianza, la inseguridad creando falsa realidad. Cada vez más estudios alertan del vínculo con el deterioro emocional, sobre todo entre las jóvenes. Es clave establecer unos límites en su práctica y uso”, explicó la ministra.
En el artículo citado, revelan que estudios realizados en Estados Unidos (EEUU) alertan sobre una relación directa entre la mala salud mental y el tiempo que se pasa en las redes sociales.
La última edición del estudio bienal “Encuesta de Comportamiento de Riesgo entre los Jóvenes”, elaborado por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, el 40% de los estudiantes de secundaria aseguran haberse sentido tan bajos de ánimo que la tristeza les impidió desarrollar sus actividades normales de estudio o deporte, durante al menos dos semanas.
La tendencia es mayor entre las niñas: un 57%, declara sentirse “triste o desesperanzada de manera persistente”. Además, también ha ocasionado aumento de trastornos alimentarios y de adolescentes que sufren ansiedad.
Desde 2009, se experimenta un crecimiento exponencial del consumo de las redes sociales. En ese año apenas la mitad de los adultos de EEUU utilizaba teléfonos inteligentes.
En 2012, la mitad de los adolescentes ya estaban en redes sociales. Hoy, el 95% de los jóvenes usa alguna de estas plataformas digitales y las consumen de modo constante, afirma la ONG Common Sense Media.
La Asociación Estadounidense de Psicólogos indicó que las redes sociales no son buenas ni malas, todo depende del uso. Por tanto, instó a limitar el consumo de contenidos de belleza o apariencia física, minimizar el acceso a temas discriminatorios o abusivos, así como reducir el tiempo de interacción con las plataformas digitales para que no interfiera en el sueño o las actividades físicas necesarias para un desarrollo corporal y mental sano.
